domingo, 5 de diciembre de 2010

RECAUDANDO QUE ES GERUNDIO


Hay veces en que poner en manos de alguien una cartera ministerial es lo mismo que darle a un mono un kalashnikov. Igual. Pero es que en este caso no se le ha dado una sola cartera, sino dos. Primero la de sanidad y después la de economía, hacienda y megarecaudación a lo bestia. Evidentemente hablamos de la mayor enemiga del fumeteo en este país, la ministra Elena Salgado, que el viernes negro de paralización aérea y caos aeroportuario comunicó a la opinión pública la próxima subida de los impuestos especiales que gravan mi vicio predilecto, el tabaco. De esta forma el paquete de cilindros humeantes pasará a costar entre 25 y 65 céntimos más de lo mucho que ya cuestan ahora. Dice doña Elena que el hecho de encarecer el producto supondrá un menor consumo. Voy yo y me lo creo. Dice también la ilustre que de paso recaudamos, que buena falta nos hace -bueno, esto de la falta no es que lo haya dicho, pero seguro que lo pensó-. En 780 millones cifra lo que se recaudará con la nueva medida. También dice que aún estamos por debajo del precio del tabaco en el resto de Europa, olvidándose que en el resto de Europa trabajan. Fino hila la Salgado que sabe hasta qué punto se va a consumir menos por aquello del incremento impositivo y por aquello de la imposición prohibitiva que nos llegará a primeros de año.

No se puede poner a un tiempo una vela a dios y otra al diablo. Hay que ser cínico, o cínica, para justificar la subida en que producirá un descenso del consumo. Hay que tener cara para afirmar que, en su consecuencia, de paso van a ingresar unos cuantos millones de mortadelos más. A dios rogando y con el mazo dando. Si realmente es por eso que lo prohiban de una puta vez y se dejen de milongas que no se creen ni ellos mismos. Total, a partir de enero, solo nos quedará París porque no podremos fumar ni en establecimientos públicos, ni en las cercanías de algunos de ellos, ni en el coche, ni en nuestro domicilio porque dice la mandakari que se manchan las cortinas y tal y tal. No vamos a poder hacerlo ni en el infierno donde mi amigo Luci ya está empezando a poner extintores por aquello de la prevención. Ya saben.

Y es que nunca en nuestro puñetero país hubo tantas prohibiciones y tantas “imposiciones” como las que hay de un tiempo para acá. Prohibido fumar, cantar, hablar con el conductor, circular a más de 120 por hora… Pues digo yo que a quienes deberían de sancionar es a los fabricantes de cigarrillos y de coches. A los primeros por hacerlos susceptibles de producir humo y cáncer, impotencia y tos, y a los segundos por meterles adentro más caballos de la cuenta. ¿Y saben qué? Que a partir de ya me hago objetor tabaqueril o tabaquil, o como demonios se diga, y me paso al siniestro bando de los fumadores pasivos, de los “repunantes”, los megasuperpijos y la madre que nos parió. A partir de ahora yo mismo seré un espacio libre de humo porque fumaré lo que fumó Clavijo. Con un par.

Imágenes obtenidas de Google

1 comentario:

  1. Dí que sí. Este puto país de los sociatas, parece el mundo que pintaba Orwell en 1984. Ni Franco prohibió tanto, pero claro, todos estos sociatas de medio pelo crecieron con el difunto, y bien que aprendieron de él como putear, eso sí. Aunque en este caso, el aventajado alumno supera con creces al maestro. El único consuelo que nos queda a los fumadores es que estos mamarrachos, incompetentes, e inútiles absolutos, no vuelvan a gobernar en 50 años (ellos lo saben y están cagados de miedo). Ahora que lo que viene detrás a suceder a estos... tela marinera también.
    Un Abrazo.

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