No es que tenga veleidades de poeta, sino todo lo contrario. Porque es que si me defiendo como buenamente puedo con estas tonterías que escribo y algunos de ustedes leen de vez en cuando, lo que es para la poesía he de confesar que no sirvo. Lo digo por lo del título. Y es que sin haberlo intentado me ha salido un pareado. Supongo que habrán adivinado de lo que quiero hablar y, además, pensarán que Duke no pierde oportunidad para meterse con el Gobierno y quien lo preside. Y acertarán. La verdad es que si considerase que lo están haciendo bien hablaría de otra cosa susceptible de hacernos la puñeta. Por ejemplo del tiempo que es de lo que se habla cuando no hay otra cosa de qué hablar. Verbigracia, las conversaciones de ascensor. Pues bien, resulta que el colectivo más privilegiado de todos los colectivos ha mantenido al país en el más absoluto caos durante nada menos que cuarenta y ocho horas, más las consecuencias del arrastre para los próximos días que traerá consigo el cierre del espacio aéreo español. Y no es la primera vez que estos profesionales del aire virtual echan un pulso al gobierno y a la nación. Es más, esta huelga salvaje y sin anestesia, es decir sin previa convocatoria, era algo que se temía siempre que sonaban los tambores de guerra, hasta que al fin lo llevaron a efecto en una de las fechas más señaladas, que más daño puede causar y que más da por el saco al los españoles de toda extracción social.
Cambiando de escenario, Duke y yo nos preguntábamos qué podría haber ocurrido para que el presidente del gobierno no haya acudido en esta ocasión a la Cumbre Iberoamericana que tuvo lugar en Mar del Plata este fin de semana pasado y, sin embargo, lo que impidió ese viaje no haya impedido otro como el que hizo a Zúrich para asistir a la decisión de la FIFA sobre la sede de los Mundiales de Fútbol de 2018. No creo que nadie en el gobierno socialista nos de respuesta a este interrogante, cuanto menos una respuesta creíble. Por eso, volviendo al escenario primitivo, soy de la opinión, que comparto con Duke y conmigo mismo, de que el gobierno sabía de antemano la que estaban preparando los controladores aéreos. Los putos controladores aéreos españoles. De manera que el Gabinete de Crísis ya estuviera reunido antes de que estos canallas, y canallos, abandonaran sus puestos de trabajo a media tarde del pasado viernes. El decreto de acceso de los militares a las torres de control preparado y la declaración del Estado de Alarma en camino, ambos pendientes de la sanción de S.M. el Rey que sí estaba donde tenía que estar. Y la creativa solución llegó con la militarización de los controladores que, habiendo pensado en todo a lo que se tendrían que enfrentar, no repararon, o sí, en esta posible decisión. Craso error.
A lo mejor, sin haberlo querido, han encontrado la forma de acabar con la crisis en nuestro país. Eso es, si militarizan a la mayor empresa del país que es el INEM y, pistola en mano y consejo de guerra en ciernes, obligan a trabajar a los más de cuatro millones de fulanos y menganas que no pueden o no quieren, la cosa cambiaría. Y a lo mejor estos cabrones serían menos reivindicativos. Total, por probar.
Imágenes obtenidas de Google
No hay comentarios:
Publicar un comentario