domingo, 12 de diciembre de 2010

CONJETURAS SOBRE ESPECULACIONES


No se si ustedes se habrán dado cuenta de que estamos próximos a unas elecciones municipales y autonómicas. Aunque parece que sí, que todos se han enterado menos los del Pepé que siguen mirando para sus mismos adentros como si los acabaran de descubrir. Ya hace meses que todos los partidos, salvo los conservadores, han decidido quiénes encabezarán sus listas o, cuanto menos, están en proceso de tomar esa decisión. De hecho llevan unos meses haciendo precampaña con mayo que viene como horizonte. Sin embargo en el caso de los populares aún no se conoce ni un solo cabeza de lista, y si alguien lo sabe no ha tenido notoriedad pública. Todas las incógnitas acerca de las personas nacen de la indefinición sobre la identidad del candidato regional. Álvarez Cascos o Pérez Espinosa. La pava o el pavo. De manera que mientras no se conozca la figura del candidato y se despejen las inclinaciones de Don Mariano y su staff directivo las distintas organizaciones locales tendrán que esperar para colocar sus caballos en línea de salida. Porque además de que cada competidor municipal deberá de ser refrendado por la superioridad éste será distinto para el caso de que sea uno u otra quien se alce con el beneplácito de Génova. Los apoyos de las juntas locales que cada sector ha recibido a lo largo de estos últimos meses serán decisivos a la hora de optar por un candidato a las alcaldías o por otro. Esto es, si gana Pacocascos y él resulta el rival de Javier Fernández habrá unos determinados opositores a alcaldes. Si lo hace Pérez Espinosa, serán otros. Y si se deciden por un tercero, o tercera, otros distintos. A priori todos los militantes son candidatos. Con toda seguridad.

Pero no es solo eso, sino que muy probablemente las juntas locales se verán afectadas con el resultado, como también se verá afectada la dirección regional. El hecho de haberse inclinado por uno u otro líder -los otros- se llevará encima como un estigma que en el caso de quienes resulten vencidos traerá consigo funestas consecuencias. Si no es antes de las elecciones será después.

Las cartas ya están repartidas y cada uno ya ha descubierto su estrategia. Queda por saber si el comodín que inclinará la balanza le caerá a uno u otro sector. Por lo pronto quien tiene que darlo parece que quiere esperar hasta enero. En cualquier caso da la impresión de que el crupier está temeroso a que los partidarios de ambos jugadores le echen del casino. Por acomodado e indeciso. Por falta de iniciativa y previsión, y por no haber dado un puñetazo en la mesa a su debido tiempo. Luego, sea quien fuere el elegido, las urnas dirán si el procedimiento fue el adecuado. De momento parece que la militancia dividida está también escindida y que, en uno u otro caso, el ganador puede resultar que sea el defenestrado Morales por aquello del río revuelto. De lo que sí estamos seguros es que, gane quien gane, quien perderá será el partido, por especular. Así que hagan juego señores. Sin trampas.

Imágenes obtenidas de Google

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