jueves, 4 de agosto de 2016

EL MONSTRUO DEL BEDÓN



Después de las copas



Alrededor de las siete de la mañana había desparecido una lancha neumática amarrada en las proximidades de la playa del Borizu, en Llanes. Su dueño, y único marinero, alojado en un camping cercano dio cuenta de ello a la benemérita que instruyó las primeras diligencias. No habían pasado tres horas cuando en el lugar, remando como un poseso, apareció un hombre sudoroso que, aficionado al piragüismo y tras una noche de copas, había decidido eliminar los efluvios del ron practicando su deporte favorito. Amarró la embarcación ante la mirada atónita de su dueño que esperaba a la orilla con algún curioso. El remero se apeó, jadeante y cortés dio los buenos días a los presentes y tomó las de Villadiego sin más explicación. Había recuperado la forma para irse a dormir e iniciar un nuevo día de copas y desenfreno. Y la cosa no fue a más.
Por entonces nuestro protagonista era un fornido picador en María Luisa que vivía en Lada. Se movía en una moto de gran cilindrada con una pegatina que rezaba “Yo piragua”, y tiene más aventuras para contar que el propio Capitán Trueno. Presencié en vivo y directo la que ahora les relato acaecida dos o tres días más tarde. Amanecía por el oriente asturiano y después de una de las noches habituales por las salas del lugar, le acompañé junto a otro amigo a correr y a nadar a la cercana playa de San Antolín. Despojado de su bañador, corrió a ratos, y a ratos nadó mientras nosotros observábamos alucinados  aquel portento. Olas y arena. Y en el otro extremo de la playa se zambulló en el río Bedón que allí vierte sus aguas. Arriba y abajo estuvo nadando con vigor al tiempo que un turista abría su tienda canadiense allí plantada, y sin haber abierto sus ojos se tiró al río. Cuando salió a superficie lo primero que vio fue a nuestro amigo que, con el agua por las rodillas, estiraba sus brazos y rugía como un dragón, dando por terminada su sesión mañanera. Estoy seguro de que el turista alemán jamás olvidará aquel despertar.

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