martes, 11 de noviembre de 2014

HASTÍO


Antón Saavedra en Espejo Público de Antena 3, con Susana Griso

La trama minera

Lo gordo de todo este asunto no es lo que ahora salta a la luz pública junto a otros tantos casos de corrupción, que lo es, sino que durante más de treinta años Asturias entera haya estado sometida a los antojos, maniobras e intereses de una sola persona sin que nadie haya dicho esta boca es mía -salvo un paisano de Aller, con boina- cuando muchos, si no es que la mayoría, estaban al corriente de la que hoy se ha dado en llamar “La Trama Minera”. Un solo hombre, por muchos bigotes que tenga, no es capaz de esto si no está acompañado de decenas, o centenares, de colegas y cómplices que van en el mismo barco que él y están pero que muy a gusto en la burra. Desde hace un mes, poco más o menos, todos (políticos, sindicalistas, empresarios y otras especies) se rasgan las vestiduras y echan las manos a la cabeza no dando crédito a lo que oyen, a lo que ven y sienten en la calle, a lo que está más que cantado. Hay en esta región un gran síndrome de confusión entre ellos. Y de repente, cuando ningún ciudadano -salvo uno- había alzado su voz y denunciado o, cuanto menos, protestado por esa dictadura, por esa apisonadora que presuntamente puso y quitó aquí y allá a presidentes, diputados, alcaldes, empleados y hasta el último de los barrenderos, con todos mis respetos para ellos, de repente todos los que tuvieron un importante síndrome de confusión, por miedo o interés, se acuerdan de todo precisamente cuando el que ahora padece de esa extraña enfermedad es quien ha montado un tinglado en el que se han movido miles y miles de millones. “Tente mientras cobro”, dice el refrán. Y ahora que se van acabando esos cobros, ilegales, ilícitos, delictivos y todos los calificativos que quiera uno ponerles, ahora todo dios recobra la memoria. No sólo eso sino que ya se observan maniobras de algunos que abandonan el barco, o están pensando en ello.
No nos cabe la menor duda de que Asturias no volverá a ser la misma a partir de ahora, sin el paraguas protector del de Tuilla y del de sus amigos. Mientras tanto, a pie de elecciones autonómicas y municipales y cerca de las generales, las ejecutivas de los partidos estarán temblando viendo como un grupo surgido del cabreo, la decepción y el hastío, se acerca a paso de gigante hacia la alfombra bajo la que guardan todos sus secretos, sus miserias y sus mierdas. Con perdón.

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