jueves, 13 de noviembre de 2014

EFECTOS SIN EFECTO





El fracaso de la consulta catalana

Si hubieran ido cien personas al paripé ese que montó Mas el pasado domingo, y ochenta de ellos se hubieran decantado por la propuesta soberanista estarían igual de contentos que ahora. Ahítos de satisfacción, diría yo. Cuando en unos comicios, sean del tipo que sean, la participación de los llamados a las urnas supera en poco un 30 % se considera desde todos los foros como un verdadero fracaso, de los convocantes y de los concurrentes a la convocatoria. Eso es de una evidencia palmaria. Sin embargo, como siempre ocurre, los independentistas manifiestan ufanos que la pseudoconsulta declarada ilegal por el Tribunal Constitucional ha dado la razón a las “legítimas pretensiones” que vienen esgrimiendo desde hace más de dos años. Pues bien, los resultados han sido decepcionantes para ellos y, en cierta forma, para quienes pensaban que en Cataluña había más espíritu independentista. Y ahora, sustentados en esa pírrica victoria (un tercio de los electores), se sienten con la autoridad suficiente para pedir un referéndum real, no de mentirijillas como es lo que acaban de llevar a efecto, sin efecto alguno. Algo que saben -y ya proclaman-   y que, además de no poder ser es imposible, en cuyo caso convocarían unas elecciones plebiscitarias que supondrían la consulta definitiva, con las que amenazan si el gallego se niega, que se negará.
Aclaremos y diferenciemos los términos. En un referéndum se vota un texto legal, mientras que en un plebiscito se hace con una decisión política que además tiene como objetivo legitimar al gobernante que la convoca. Esto es que en el improbable caso de que el President llegara a esto, debatiendo en ello no un programa sino el único punto de la independencia, y llegara a ganarlas con ERC como compañero de viaje, llegarían a una declaración unilateral de independencia, algo que nos parece una barbaridad y una desmesura impropias del siglo que corre y del entorno de países en que vivimos. En cualquier caso creemos que este primer capítulo no ha terminado de escribirse el pasado día 9, sino que, en última instancia, algo tendrán que decir los tribunales de justicia al respecto de haber sacado las urnas a centros públicos por cuenta y riesgo del Gubern, y algo también habrán de decir sobre el hecho de la desobediencia del propio gobierno catalán a las decisiones del Tribunal Constitucional. Después de eso, cada loco con su tema.


Marcelino M. González
 




No hay comentarios:

Publicar un comentario