domingo, 24 de junio de 2012

BARRICADA

Reivindicación y tragedia
La historia que hoy les cuento es rigurosa y tristemente cierta, y en el relato que van a leer no es mi intención tomar partido por nada ni por nadie. Solo deseo constatar los hechos. A ustedes les corresponde enjuiciarlos. 

Son cerca de las cuatro de la tarde de un frío día de enero del año pasado. Ella se dispone a hacer una prueba a uno de sus últimos pacientes de la jornada cuando le suena el móvil. Es su compañero sentimental desde hace siete años -“mi pareja, amor, marido, o como quiera llamarse…”, como ella dice- que, casi ahogado, le pide ayuda. Apenas puede articular sonido alguno. Ella le pide que llame al 112 y abra la puerta de la vivienda, pero se da cuenta que él es incapaz de respirar y le dice que llamará ella inmediatamente y se irá corriendo para casa. Así lo hace apresuradamente, nerviosa. Desde Emergencias le dicen que enviarán inmediatamente una UVI móvil a su domicilio. Dice al paciente que tiene tumbado en el diván que se trata de una urgencia familiar y debe de marcharse. El hombre, comprensivo, le asegura que volverá en otra ocasión y le desea suerte. Ella misma afirma: “largo, cagando leches…”. Hay movilizaciones del Taller de Barros de Duro Felguera, lo había oído pero apenas si había reparado en ello, y a mitad de camino se encuentra la carretera cortada por una barricada repleta de neumáticos ardiendo y, desesperada, se dirige a un agente para indicarle su problema y que necesita que le abran paso. “Como no quieras pasar por encima de las ruedas que están quemando…”, recibe como única respuesta. En esto, cuando pasan unos minutos -para ella una eternidad-, al otro lado de la barricada ve una ambulancia a la que sí le abren paso y, pensando que era la que llevaba a su amor, da la vuelta y se va detrás de ella hasta el hospital. No era él y, como loca, regresa a casa. En esta ocasión tiene el paso expedito. Mientras tanto la dotación del 112 había llegado al domicilio y encontrándose con la puerta de la vivienda cerrada recaba la presencia de los bomberos que abren y se encuentran a su esposo en el suelo del cuarto de baño. Muerto. Cuando ella llega todo ha terminado. 

Esa barricada no fue causante de esa muerte, pero quizás sí lo haya sido de que ella no hubiera podido llegar para verle aún vivo. Y darle su último beso.

Imágenes de Google

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