domingo, 10 de abril de 2011

UNA CIUDAD LIMPIA



Es lo que quisiéramos todos. Pero desgraciadamente no es así, unas veces por nuestra propia culpa, la de los ciudadanos, y otras por dejadez e inactividad de la misma administración. Algo debe de poner el ayuntamiento de su parte, no solo ordenanzas y papeletas para sancionar a quienes las infringen. Nos parece de toda justicia que se haya elaborado una nueva norma para la tenencia de animales de compañía, agravando las sanciones con respecto a la anterior por los incumplimientos a la misma. Es justo que se obligue a que los perros de ciertas razas, las consideradas peligrosas, tengan que ir provistos de bozal, pero ¿conocen los agentes de la autoridad cuáles son esas razas? ¿Saben distinguir un Yorkshire de un Pitbull, para discernir cuál de los dos debe de llevarlo? Aún más: ¿disponen los agentes de los correspondientes scanner para la eventual identificación de un animal suelto o extraviado?, ¿o es que, al final, lo único que importa es el vil metal? Recaudar a costa de lo que sea.

Cuando nos referimos a esta normativa todos pensamos en los perros, pero ¿y los gatos? ¿Acaso no son animales de compañía?, porque es que en el distrito de Sama, en la parte sur del parque Dorado, tienen su domicilio y están asentados desde hace más de dos años varias familias de mininos gordos y lustrosos que han hecho suya la zona, justamente en los aledaños del minigolf y del parque infantil. Con toda evidencia están bien alimentados y quienes frecuentan esa zona son testigos de ello. Pero, ¿tienen dueño esos felinos?, ¿han pasado las revisiones sanitarias pertinentes o van sembrando la toxoplasmosis allá por donde pasan y hacen sus necesidades?, porque también es evidente que esos gatos defecan donde hay niños jugando y que, supuestamente, nadie recoge las cacas. Con la anuencia de la autoridad.

La retirada de los excrementos de nuestras mascotas es lo que nos trae mal traer. Y es que en muchos casos cuando retiramos la caquita de nuestro Oscar, Yogui, Key o Duke…, tenemos que cargar con la bolsita de la plasta hasta el próximo contenedor que puede estar a quinientos metros en el mejor de los casos. Si no, dígannos ustedes cuántas papeleras o recipientes para la basura hay a lo largo del paseo fluvial entre el puente viejo en Sama y el de Lada al lado de las instalaciones de Iberdrola, ¿tres?, ¿cuatro?, llenas hasta el borde o quemadas por algún vándalo que no tiene nada mejor que hacer que destrozar el mobiliario urbano. No conozco a ningún propietario que no vaya provisto con bolsas para recoger los excrementos de su mascota, y efectivamente los recoja. También se que los hay irresponsables que les da igual que su perro haga sus necesidades en las aceras, los portales o frente a la casa del vecino, aunque sean los menos. En cualquier caso la nueva norma nos parece bien, con una salvedad: faciliten desde el ayuntamiento que se cumpla. Doten a los lugares frecuentados por los perros de las infraestructuras necesarias (papeleras, contenedores…) para mantenerlos limpios y, a su vez, límpienlos de vez en cuando, no dejen que se llenen a rebosar. Sean ustedes asépticos también. Que se vea que no van solo a multar a la tropa.

Imágenes de Google

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