viernes, 4 de marzo de 2011

LA PARTE CONTRATANTE DE LA PRIMERA PARTE



Si desde la dirección de un grupo formado por 117 empresas de la más diversa índole se acogen a una norma preconcursal para que 29 de ellas -primero eran 10- queden protegidas ante sus acreedores durante dos meses con el único objeto de que ninguno de ellos pida el concurso necesario, lo que antes eran la suspensión de pagos y/o la quiebra, si hacen esto, y todo hace pensar que lo seguirán haciendo con el resto, muy mal están las cosas. Sobre todo si tenemos en cuenta que hasta hace muy pocas fechas nos machacaron con una intensa campaña publicitaria de emisión de pagarés con una mínima inversión de 50.000 mortadelos con promesas de rentabilidades de hasta un 10 % y con objeto de comprar nuevas empresas y ampliar el holding de los hermanos Ruiz Mateos. De esa emisión quedan 5.000 acreedores que quedan a dos velas cuando pasan al cobro sus títulos. Para obtener esta fabulosa suma han pergeñado esta fórmula de manera que quedaran exentos del control del CNMV y, cuando ésta arbitró la fórmula para hacerlo, reconvirtieron a su vez su estrategia mediante las ampliaciones de capital. Sin duda cuentan con un equipo de economistas, juristas y todos los istas necesarios para burlar la ley con las consecuencias que ahora estamos viendo. Que el Grupo entero se vaya al garete y queden en la calle más de diez mil trabajadores, amén de los empresarios y autónomos que les suministran y guardan cola para cobrar. Lo más surrealista, a la par que ofensivo, de toda esta historia es que toda la extensa familia comparezca ante los medios haciendo con ambas manos la señal de la victoria. La “V” de “vaya cara”. ¿O será publicidad del Rayo Vallecano?

Como los Ruiz Mateos, o parecidos, los hermanos Coronado importados desde Extremadura por otro lince, el ex del IDEPA, para montar todo un montaje (valga la redundancia) en los terrenos del antiguo pozo Venturo de la Hueria de Carrocera. Una cartográfica dedicada en un principio a levantar fotos aéreas y confeccionar los catastros de zonas perdidas en Colombia, Venezuela y Pola del Tordillo, con las bendiciones y la pasta de SODECO, SADIM, el Gobierno del Principado y la madre que lo parió. Todos partícipes en el accionariado y también en el desastre. Pues ahora, cuando está declarado el concurso y con casi un centenar de trabajadores en la cuerda floja, entre los acreedores que guardan cola se ponen ellos mismos, los Coronado, esgrimiendo un crédito de 204.000 euros de la única de sus empresas que no está en concurso o ha sido ya liquidada. Sin que sepamos si ha habido provisión de fondos al respecto, porque no nos fiamos de quienes carecen de fiabilidad, resulta que ahora son acreedores y deudores a un tiempo. ¿Lo entienden ustedes? Pues es muy fácil, no hace falta más que recordar aquello de los hermanos Marx: “Haga el favor de poner atención en la primera cláusula porque es muy importante. Dice que... la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. ¿Qué tal, está muy bien, eh?”. Pues claro que está bien, igual que lo de Juan Palomo. Malditas subvenciones y malditos tramposos.

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