Esto ye muy fácil. Ahora ya no haz falta un equipo de expertos que elaboren un programa seriu pa presentase a unas elecciones. Con llamar a los representantes de las asociaciones que luchan desinteresadamente por sus colectivos ya tienen bastante. Tú juntes a les asociaciones de vecinos, a les sociedades de festejos, a los coros de los pueblos y a todos los que tengan un grupo medianamente organizado, aunque sea la típica partida de tute, pregúntesyos lo que necesiten, prometes que yos lo vas a dar, hasta unes cartes nueves y el tapete, méteslo en el programa y ya está. Ya tienes aseguráos un paquete de votos cojonudu pa acudir a les próximes elecciones. Después, si te ví no me acuerdo. Ni la baraja nueva, vamos. Eso si ganen, que si pierden igual hasta yos quiten la vieya.
Ese hábito que antes parecía ser solo patrimonio de los partidos muy de izquierdas, el hacerse con la fidelidad de ciertas asociaciones a cambio “de”, hoy es moneda de cambio entre todos los políticos que pretenden concurrir a unas elecciones. Anúncienlo hasta en los periódicos -tién güevos la cosa-, y hacen mesas de trabajo, de urbanismo, de seguridad ciudadana, de turismo, cultura, aeromodelismo y de juegos florales. De lo que pinte. Por meses que no falte. Y el que no lo haga de esta forma ye tontu. Más que pierde. Y a los convocaos que no se yos ocurra no ir. A sentase allí y dayos la razón -si bwana, lo que usté diga-, faltaría más, porque, si no van, se supón que se acaben les migayes que yos dan de vez en cuando. Duke fue a una de éstes haz unos años, pidioyos un prau pa poder correr y ligar duquesas y acabaron dándoi el prau a los que corren, al alcalde de antes y a otros que tan asociáos con eso del futin. Claro, Duke no pue votar. Ye menor de edad.
Y ye que estos políticos son muy listos. Fijavos, tú yes alcalde de barrio de un pueblu de esos en los que viven dos docenes de paisanos y paisanes, pongamos por casu, y pides una entrevista con el alcalde pa ver si pue arreglar un poco la carretera que llega al pueblu. Pues esperar hasta que les ranes echen pelo, pa que luego te reciba el secretario del concejal de turno, o turna, y te diga que no hay viruta, que hay que esperar. Más tovía. Cágueste en to lo que se menea y tienes que tragar. No hay perres pa la caleya, pero hayles pa otres coses más lúdiques, que dicen ellos. Ahora pongamos el casu contrariu, cítente ellos pa conseguir votos -que no me digan que ye pa participar en una mesa de eses- y tienes que estar allí al día siguiente como un clavu. Si no, no hay caleyes ni bombielles. Eso es lo que se llama clientelismo político. Y aquí no es el cliente quien siempre lleva la razón, que dice el refrán.
Y aunque alguno piense que Duke se quiere hacer el gracioso hablando así, en bable de andar por casa -porque el académico no lo sabe-, tenga por seguro que estas cosas no le hacen un pijo de gracia, y si quieren votos que se los ganen con otras formas. Haciendo, no diciendo.
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