domingo, 13 de febrero de 2011

NO HAY PRISAS


Muchas veces eso es lo que hay que hacer. Dar marcha atrás para poder retomar el camino con seguridad. Pero no, hoy todo son prisas por llegar. No se sabe muy bien a dónde, pero prisas en cualquier caso. Hace unos cuantos años, tantos que se pierden en el horizonte del pasado, viajar a otra provincia suponía toda una épica. Preparativos, equipajes, reservas, sin olvidarnos de los bocadillos de última hora, del termo con el caldo o el café, las bolsas por si el niño se marea y un sinfín de detalles que hoy no tenemos en cuenta. Los trayectos cortos duraban días enteros, los largos para qué contar. Enlaces en Soto de Rey, en Venta de Baños o en Pola del Tordillo. Apearse del vagón, acomodarse en la estación y esperar hasta que el próximo convoy se dignase en aparecer por la terminal. Entretanto los niños, todos y todas, con la misma cantinela: ¿Falta mucho?, ¿cuándo llega el tren?, o quiero hacer pis. Tal era la aventura ferroviaria que, por aquel entonces, todos pedíamos a los reyes un tren. Años más tarde, las nuevas y modernas infraestructuras, cuando todo el mundo disponía de un utilitario y viajaba por carretera, hicieron que todos viéramos en la tele aquello de “Papá, ven en tren”. Aún no existían Alvia, ni Ave, ni siquiera proyecto de ellos. Eran los tiempos en que desplazarse de Oviedo a Madrid en aquel Expreso llevaba ocho o nueve horas. Hoy, cuando el mismo trayecto se hace en coche en poco más de cuatro, o de cinco si se trata de autobús o tren, queremos llegar primero e ir más cómodos. Cada vez pedimos más. Cada vez nos conformamos menos.

La retirada de las unidades Alvia que prestaban servicio entre Asturias y la capital del Reino para cambiarlas por otras de similares características -según dicen- ha traído consigo todo un repertorio de protestas, mociones, solicitudes de comparecencias, etc., etc. Y en pleno debate vienen los que mandan en eso y nos dicen que la nueva terminal que se está terminando de construir en León va a retrasar la duración del trayecto porque, al entrar provisionalmente en vía muerta para dejar y recoger viajeros, las unidades deberán de maniobrar marcha atrás para continuar el viaje. Ya estamos protestando de nuevo. Como si tuvieran que volver hasta La Robla y tomar carrerilla. Aunque aún no han cifrado la demora, es de suponer que no será de más de unos minutos. Todo en aras de que León disponga de una estación más moderna y con más y mejores servicios. ¿O es que no produce trastornos nuestro soterramiento? Pues eso.

Esta entrada en vía muerta y un pequeño retroceso para que todo se modernice y siga avanzando en bien de los españoles, deberían de aplicárselo también a la política nacional. Y a los políticos. Pararse, volver atrás, a los tiempos de la dignidad, la seriedad, el buen hacer y el buen decir, tomarse un tiempo para pensar -quizás también para descansar- y retomar el camino con otras maneras, con otra disposición más generosa y con otras filosofías. Sin prisas, pero sin pausas. Tal vez tardemos algo más, pero será garantía de arribar más seguros y sin sobresaltos. Piensen en ello.

Imágenes de Google

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