Ya está bien de cursos sobre aplicaciones informáticas, diseño de páginas WEB, soldadura, prevención de riesgos laborales y otras tonterías. Ahora que vamos a tener un Museo Aeronáutico -pero hoy no, mañana- sería conveniente formar a la tropa de las colas del INEM con Cursos gratuitos de pilotos de Mirage, de Harriet, de vuelo sin motor y de paracaidismo. Por ejemplo. O de controlador aéreo, que mola más y no es necesario andarse por las nubes. No es ninguna broma. En la Comunidad Valenciana ya lo están haciendo. Allí los parados pueden obtener el título de Patrón de embarcaciones deportivas y de recreo, de Patrón de yate, o convertirse en un experto en Historia del movimiento obrero, o en Elecciones sindicales. Hay que fornicarse, que diría el mi amigu Jero. Han pasado olímpicamente de los cursillos profesionales homologados por la Marina Mercante que, desde luego, no son ninguno de los referidos y con el impulso de la U.G.T. y las ayudas de la Consellería de Empleo y del Fondo Social Europeo, bajo el lema “Por tus derechos” han convocado cerca de quinientas cursillos a desempleados que se van a financiar con dinero público. Cada uno de ellos cuesta entorno a los 1.000 mortadelos y a ninguno de los futuros diplomados les servirá para encontrar trabajo pero el diploma viste mucho, vaya si viste. Imagínense que sacan a concurso-oposición unas cuantas plazas de jardineros para Manises, pongamos por caso y ya que hablamos de la tierra de las flores, y acuden algunos miles de los más de medio millón de parados que tiene la Comunidad. Pues con lo ingeniosos y espabilados que han demostrado ser los barandas chés no sería de extrañar que esas plazas fueran adjudicadas a cualquier patrón de catamarán. Podar, lo que se dice podar, no podan, pero navegan que te cagas.
Y como en este mundo actual de lo que se trata es de navegar, todos lo intentamos. De forma que cuando alguien que encontramos por la calle nos pregunta eso de “¿qué tal?”, en lugar de contestar con el recurrente “voy tirando” lo hagamos con el más moderno y eufemístico “navego como puedo”, o algo así. Pero aquí, lo nuestro va a ser la navegación aérea, para eso los chicos de la Chacón nos van a regalar un Mirage y los de Esther un Museo. Entonces sería conveniente que los ugetos esos del sindicato convocaran cursos al efeto. De piloto y pilota, de paracaidista y paracaidisto, y de controladores y controladoras, aéreos y aéreas. Que se vea que los parados y paradas de Langreo, están preparados (as) y con sus respectivos (as) diplomas y diplomos. Así que, en adelante, cuando nos hagan la famosa pregunta podamos responder “voy volando”.
Volvemos a repetirles, no es ninguna broma. Para bromas ya tenemos bastantes con las barbaridades y los disparatados inventos de los que mandan y también de los que quieren mandar, ¿por qué no? Lo que pasa es que, además de no servir para nada, estas grandezas cuestan un pastón que bien podía emplearse en cosas más productivas, que creen empleo -que buena falta nos hace- y que, cuanto menos despierten la esperanza y la ilusión de los ciudadanos que las han perdido hace tiempo. Como lo hemos hecho en otras ocasiones, a políticos y sindicalistas les pediríamos criterio y seriedad para manejar los fondos públicos. Que no están los tiempos para dispendios. Por favor.
Imágenes de Google
Y como en este mundo actual de lo que se trata es de navegar, todos lo intentamos. De forma que cuando alguien que encontramos por la calle nos pregunta eso de “¿qué tal?”, en lugar de contestar con el recurrente “voy tirando” lo hagamos con el más moderno y eufemístico “navego como puedo”, o algo así. Pero aquí, lo nuestro va a ser la navegación aérea, para eso los chicos de la Chacón nos van a regalar un Mirage y los de Esther un Museo. Entonces sería conveniente que los ugetos esos del sindicato convocaran cursos al efeto. De piloto y pilota, de paracaidista y paracaidisto, y de controladores y controladoras, aéreos y aéreas. Que se vea que los parados y paradas de Langreo, están preparados (as) y con sus respectivos (as) diplomas y diplomos. Así que, en adelante, cuando nos hagan la famosa pregunta podamos responder “voy volando”.
Volvemos a repetirles, no es ninguna broma. Para bromas ya tenemos bastantes con las barbaridades y los disparatados inventos de los que mandan y también de los que quieren mandar, ¿por qué no? Lo que pasa es que, además de no servir para nada, estas grandezas cuestan un pastón que bien podía emplearse en cosas más productivas, que creen empleo -que buena falta nos hace- y que, cuanto menos despierten la esperanza y la ilusión de los ciudadanos que las han perdido hace tiempo. Como lo hemos hecho en otras ocasiones, a políticos y sindicalistas les pediríamos criterio y seriedad para manejar los fondos públicos. Que no están los tiempos para dispendios. Por favor.
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