Jabalíes en la carretera
Se trata de la última moda en la autovía del Cantábrico y de
otras muchas vías asturianas como la Minera y alguna que otra urbana, como
hemos tenido ocasión de comprobar no hace mucho tiempo en pleno centro de la
capital. La ha implantado un ciudadano de Villaviciosa al encontrarse con
cuatro jabalíes mientras conducía. El hombre, que sin duda está avezado a
practicar el slalom en las pistas de Pajares y San Isidro, zigzagueó por entre
los salvajes animales, sorteándoles y evitando de esta manera olímpica el
provoque de un gochicidio (tres de ellos estaban muertos) y unos cuantos
abollones en su coche. Toda una hazaña merecedora de las tres medallas y un
diploma olímpicos.
Y es que si tienes la desgracia de pasar por un percance como
el del maliayés, no sabes esquiar, y te los cargas o les haces pupa, puede
caerte hasta el pelo de los alerones. Si además se te ocurre cargar al animal
en el maleteru pa que la mandakari lu guise con patatinos, y los de la
menetérica te ven hacelo -porque tienen unos prismáticos de la virgen o un
pacto con los del Havel-, entós puén hasta mandate a galeres. Andan por todos
lados, están protegidos y no se pueden tocar, ye lo que hay. Por eso los
ganaderos y agricultores ya están pidiendo que se les permita abatirlos cuando
entren en fincas privadas. Que lo dejen lleno de tapinos que hay que volver a
asentar, como están haciendo en el parque de La Fresneda. De manera que
cualquier día vas a oir que te piquen a la puerta de casa, “toc, toc…”, abres y
ye una familia de jabatos que vienen a pedite asilo domiciliariu. Como los
sirios. Y vas tener que dejalos entrar cortésmente y con cara de risa,
invitalos a comer, al café, la copa y el puru. No sea que lleguen los del
SEPRONA y te metan el puru a tí por violar el Tratado Schengen esi que autoriza
la libre circulación por territorio européu. Algo que debe valer también pa los
gochos salvajes que, por lo que se ve, están más protegidos que los ciudadanos
de a pie. ¡Díztelo Duke, Giro!
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