miércoles, 22 de mayo de 2013

EN EL ESTANQUE "DORADO"

Chapuzas urbanísticas
A veces Duke me dice que es en Sama, especialmente en el Parque Dorado, donde más llueve en este paísde sol y pieles curtidas. Tirando a la baja, este jardín nuestro recibe más de mil litros por metro cuadrado, al menos en estos últimos días. Fíjense ustedes si Duke lleva razón que los patos han vuelto al parque desde el río. Allí tienen su hábitat ideal en tiempo de lluvia pertinaz como la que padecemos. Cualquier día entrarán en La Montera a echar una partida y tomar un cafetín. Y pese a que tienen tres estanques, han elegido el paseo y la pradería como lugar de asentamiento, porque todo ello es la laguna perfecta, sin corrientes ni rompientes, y con muchos clientes y paseantes que les proporcionan el alimento conveniente. Los patos no son tontos, van a donde mejor pueden estar, al Parque Dorado que, en esos días, es igual que el Estanque del Retiro madrileño. Agua por todos lados menos en los estanques que es donde tiene que estar. Se preguntarán por qué sucede esto. Lo hemos dicho en estas páginas en más de una ocasión (“Cabezas octogonadas” y “Los Picapiedra”), sucede que, hace cuatro o cinco años, cuando se acometieron las obras de acondicionamiento con cargo al Plan E de Zetapé, a algún lumbrera se le ocurrió hacer senos octogonales para los más de setenta árboles que circundan el paseo y rellenarlos con un producto compacto que ni permite respirar al árbol ni recibir el agua de lluvia, de riego o de Solares. La consecuencia es que el líquido elemento circula de un lugar a otro sin saber dónde quedarse y, al final, cansado de vagar se queda y se estanca, lo que sólo es cojonudo para los patos y ánades, y dentro de poco pa los tiburones de agua dulce que, un día d’estos, van comeme a Duke con correa y todo. Ya dudo yo de que el déu que-í falta a La Carbonera no esté en la barriga de un escualo d’esos, o de un pato que lu haya confundío con un merucu. Lo hicieron mal en un principio, se les advirtió y, en sus trece, volvieron a hacerlo peor. Y ahora, que no hay un duru, a ver quién ye el guapu que lo haz como se debe hacer. Así es que tendremos una bonita laguna durante los años de penuria que nos aguardan. Y un parque intransitable.

Lo mismo pasa con alguna calle que se ha reformado y llenado de bolardos con cargo a ese Plan en las que no han peraltado la calzada, dejándola a nivel de acera para que, como no va a los sumideros, cuando llueve nuestros pantalones y zapatos sean los paganini. Así hágolo yo, sin ser ingeniero de parques, jardines y caleyes. 

Imágenes propias

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