viernes, 7 de diciembre de 2012

QUE DIMITA RITA


Dijo Elena Valenciano, la mano derecha de Rubalcaba -sí la derecha, lo que dijo la izquierda no lo sé-, que si ella fuera Artur Mas, dimitiría a la vista de los resultados electorales cosechados por CiU en Cataluña la pasada semana. Y seguro que Artur Mas, para no ser menos, pensará lo mismo, que si el fuera Pere Navarro, el candidato socialista del PSC, ya hubiera echado a volar. Justo por lo mismo. Pero el caso es que ni Elena es Arturo, ni Arturo es Pedro y, como nadie es el contrario, el contrario sigue…, como las pilas famosas. En este país nuestro la mitad de los políticos piden la dimisión de la otra mitad, que nunca dimite, para que, posteriormente, esta segunda mitad pida la dimisión de la primera que, naturalmente y en justa correspondencia, hace lo propio, tampoco presenta su renuncia. Y es que aquí no dimite ni dios. Que dimita Rita, la bailaora. 

Es igual que pierdan por goleada unas elecciones que daban por ganadas (aunque CiU no las haya perdido -pero casi-), que les pillen en un incumplimiento o en una mentira, o que se descubra que hayan incurrido en prevaricación, cohecho, malversación o apropiación de fondos y caudales públicos, o todo ello a un tiempo. Da exactamente lo mismo: nadie dimite. Ni nadia. Igual da que se trate de un político de Cataluña, de Andalucía, Asturias o de Pola del Tordillo, todos siguen el mismo patrón. El patrón del sillón, se la inamovilidad, del “hazlo tú primero”. 

Después, al día siguiente, se reúnen las respectivas ejecutivas, analizan los datos, los números y la de su madre, para concluir diciendo algo así como que la culpa la tuvieron las medidas de ajuste, como fue el caso de CiU, o que contaban con un resultado similar pero que el electorado no supo comprender su mensaje, caso de los socialistas. ¡Hay que joderse!, la culpa nunca la tienen ellos. Son omnipotentes, como dios. Claro, por eso no dimiten. Porque pueden con todo, hasta con la humillación de una derrota que fue más allá de las peores previsiones de las empresas de sondeo y, por supuesto, mucho más lejos que la mayoría absoluta que pretendían en su afán soberanista, y estaban seguros de conseguir. Mira tú si pueden con todo que, ahora, el President en funciones se despepita por conseguir el apoyo de su enemigo natural, ERC. Y no se pon coloráu, oye.

Imágenes de Google

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