miércoles, 27 de abril de 2016

"ASESORES DE..."



Mamandurrias



Resulta algo incuestionable el hecho de lo mastodóntico de nuestra administración. La del Estado, la autonómica, la municipal, la periférica y hasta la de Loterías. Está contrastado que el número de empleados de todas ellas, entre funcionarios, contratados y mediopensionistas, es dos o cuatro veces mayor que el de los países europeos de nuestro entorno que tienen bastantes habitantes más que el nuestro. ¡Vivan las paradojas! Pero es que un problema aún mayor que este, sí aún cabe, es el de la multitud de aprovechados nombrados a dedo que viven y pululan alrededor de la mayoría de los políticos, incluidos los de medio pelo. “Los cuñáos, amiguetes y demás especímenes”. Esos y esas que, sin haber tenido oficio ni beneficio en su vida, se convierten de la noche a la mañana en “asesores de”. Gentes que deben de saber mucho de gastronomía, caldos destilados y fermentados, putiferios variados y hasta de física cuántica. De todo menos de lo que realmente deberían de saber para ostentar ese título que tanto mola. Esos que conoces de vez en cuando y te dan una tarjeta con el sello de la institución u organismo correspondiente donde, además de su nombre, consta bien visible eso de “Asesor de la madre que lo parió”.
Tengo mis dudas de que sea cierto -por su desmesura-, pero no hace mucho oí que no se qué presidente de no se cuál autonomía o empresa pública disponía de la friolera de cincuenta asesores. ¡Cágate lorito!, así no es de extrañar que nuestro déficit público se dispare por las nubes. Sin ir más allá, y hasta no hace mucho tiempo, aquí en Asturias Patria querida hubo un solo diputado, que luego se fue para ser miembro de la mesa del Congreso, del que se dijo que disponía de cinco asesores. Nada más y nada menos. Si esto fue así por entonces, digo yo que ahora deberá de tener quince o veinte. ¿Qué menos? Pues acaben con esta mamandurria. Si no saben, no vayan.

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