miércoles, 9 de marzo de 2016

E=mc2



Ondas espaciales



Ya no se lleva el himno del Barça, ni siquiera el de Asturias patria querida como sintonías de llamada en los móviles. Ahora lo que mola es el sonido de las ondas gravitacionales que descubrieron unos equipos de científicos americanos después de tar buscándolos más de cien años. O menos. Después de que Alberto Einstein escribiera en una pizarra aquello de “E=mc2” que nadie sabe lo que ye, pero que debe ser la repera pa que se monte esi revuelu, ahora queda claro. Duke y yo tampoco lo entendíamos, pero el otru día vimos al nuestru amigu, el ilustre Hermógenes Roces, y explicónoslo. “Esto ye un asuntu que tien que ver con dos agujeros negros que tan mucho más lejos que Olloniego, en los confines del universo -a miles de millones de años luz (o lo que ye lo mismo, en casa su madre)- y que están acercándose. Y sin chocar ni engullir el uno al otru provoquen una energía de la virgen, más que los misiles que lanza el chinito esi de Corea del Norte (ya quisiera él). Así que esa energía que produz el aproxime de los dos buracos mete un ruidu tremendu, lo que pasa ye que, como ta tan lejos de Langreo y de Estados Unidos, no lu oyeron hasta ahora. El acerque provoca además que las magnitudes espacio-tiempo se contraigan y se expandan hasta el punto de que aquí se note una milésima de milímetro el efecto de las ondas. O más”, concluyó el nuestru amigu. Y entonces entendímoslo. No se si vosotros también.
Mirar, voy ponevos un ejemplo. Vosotros imaginavos dos camiones muy grandes que se crucen por la Autovía Minera a la altura de Noreña. No choquen, que va, pero al pasar uno al lao del otru la fuerza del arrime haz que se produzca como un temblor. Supongo que vos habrá pasáo muches veces cuando conducís el utilitario y encontráis un tráiler en dirección contraria a la vuestra. ¿A que se vos mueve el coche?, pues eso son ondes gravitacionales de la circulación y, aunque parezca que no, siéntese en Sama. Dígovoslo yo, que el otru día fui al armario a por una taza p’al café y encontrela  una millonésima de milímetro más lejos del tarru que lo que taba el día anterior. Yo soy muy ordenáu pa estes coses y tengo vista de águila. Lo que se diz oir, no oí na. Pero ya tengo la sintonía en el esmarfón.

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