Las colas que montan algunas
Estoy
hasta los ventrículos de esperar en el super colas de quince minutos
y más, sólo para pasar una baguette y una botella de agua. No hay
derecho, oiga. Y el caso es que nunca acierto con la cola que va más
rápido. Yo observo las dos o tres que se forman, miro a la cajera y
la pinta de los esperantes para optar por una de ellas y no se por
qué pero el último de las dos filas que deseché siempre pasa
primero que yo. ¡Hay que jodese! Lo hablaba hace poco con un colega
que estaba en la misma situación que yo. Comentábamos que si íbamos
a por pocas cosas cuando más gente había, y más llenaban los
carros. Que si teníamos la mala suerte de ponernos detrás de esas
damas que se ponen a hablar con la cajera de lo guapu y listu que ye
el so nietu, que luego empieza a rebuscar en el bolsu y no encuentra
la cartera, que cuando la encuentra empieza a tirar de cremalleras
hasta que da con el sitiu que tan los billetes, y luego diz “espera
que igual tengo suelto” -mientras los de atrás echamos humo, sin
tar fumando porque no se pué-, que cuando encuentra lo suelto ponlo
to en la mano, calderilla, pa que lo coja la neña de la caja y
empiece a contar hasta treinta y tres, céntimu a céntimu; que luego
y pregunte si tien tarjeta de puntos: “sí, pera fía”, y entre
quince o veinte plásticos d’esos que non valen pa na, solo pa
ocupar sitiu tarda mediu verano en encontrar la puta tarjeta; y
cuando ya pagó y entregó la cacharra va la neña, saca una tira de
papel, day un bolígrafo y diz “firme ahí, ye el vale de descuentu
por los puntos”, y la moyer vuelve a decir: “pera, fía, voy
buscar les gafes, y cuando les encuentra diz “¿y cómo firmo?”.
“Con la su firma, señora, o como quiera…”, con los brazos en
jarras. Y la caravana llegando hasta Astorga, o Badalona que ta más lejor tovía. Y decía-i yo al mi amigu
(porque en esi tiempu hicímosnos íntimos), “¡joder, macho!, ¿qué
ye…, no hay buzón de sugerencias, protestes o la madre que lo
parió? Teníen que poner una caja sólo pa los paisanos, que somos
más rápidos, llevamos ya la suma hecha, les perres preparáes y non
traemos la tarjeta esa de los co…”. Y diome la razón, oye.
El
casu ye que, además, pa dos coses que lleves podíen dejate pasar
delante. Vamos digo yo. Pero no, ye que ni miren p’atrás pa ver la
cola que están formando, que parecen domingueros en una carretera
comarcal. Eso sí hay alguna amable excepción que te dice
cortésmente, “pasa fíu que lleves poco y yo no tengo prisa”. Y
con los ojos como platos le das las gracias y lo cuentas en el
periódico.
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