El copago de medicamentos
Si al
gobierno de Mariano le diera por excluir el Sintrom de los
medicamentos que costea la sanidad pública, seguro que acababa con
el déficit y con unes cuantes coses más, entre elles con la salud
de los jubiláos y de otros que no lo son. Porque mediu país ta
tomando esa pastilla, y el otru mediu va a terminar por tomala antes
o después, si ye que no la palma primero. Ye una pastillina del
tamaño de una lenteja que sirve pa licuar la sangre, esto ye pa que
sea menos expesa y no provoque coágulos que puedan devenir en
trombos que vayan al corazón, a la quijotera, o a cualquier otru
sitiu, lo que daría lugar a un infarto, una trombosis cerebral o un
vete tú a saber. O sea que ye un anticoagulante. Y ta indicáu pa
los cardiacos declaráos y pa los que tienen factores de riesgu
cardiovascular. O sea pa to dios. Ye un dicumarínicu, claro. Como el
vino, que tién taninos, pero en pastilla. El casu ye que en to los
hospitales y en muchos centros de salud hay un serviciu, dentro del
de Hematología, que se dedica to los días a sacar la sangre a los
clientes habituales (llamados pacientes cardíacos) pa, después de
analizala, dayos la pauta de administación: Un cuartu, media, tres
cuartos; en día alternos, to los días o según lo diga el baranda
de turno. Y hay unes coles de la virgen, como cuando les cartilles de
racionamientu. Pues, dicho lo cual en roman paladino -esto sabéislo
la mayoría-, imaginaívos que se pongan a cobrar por ello. Reducen
defícit, presupuesto pa pensiones, paro y la madre que lo parió. De
pasu puén subiyos los impuestos a les funeraries por llevayos
clientes sin parar.
Dios
me libre de querer darle ideas a la ministra Ana Mato -menudu
apellidu pa ser la que gobierna la Sanidad-, ¡que va!, seguro que
esto ya lo pensó ella y su equipo de fenómenos. Los mismos que
decidieron pasar a los enfermos una parte del costo de los
tratamientos en enfermedades graves y terminales. Los mismos que
están provocando un verdadero caos en la sanidad pública, unas
listas de espera interminables y hasta aquellos que han facilitado
y/o permitido que un simple cambio en los sistemas informáticos del
Hospital Central de Asturias haya originado la desaparición de un
buen porcentaje de citaciones. Como si aún no se hubieran inventado
las copias de seguridad. Lo dicho, a este paso mejor que le cambien
el nombre al ministerio y lo pongan más acorde con el apellido de su
titular. Ustedes mismos.
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