Lo nuevo en belleza

Pero
el mejor invento de los nuestros vecinos fue la depilación, que como
su propiu nombre indica consiste en “quitar los pelos” que
sobren. O arrancalos. Depilase ye lo que más se lleva ahora. La
prueba ye que vas caminando por cualquier calle y ves por to los laos
salones de belleza. En los bajos y en los pisos, a diestro y
siniestro, unisex y bisex, pa ellos y elles y pa la madre que los
parió. Ta petáo de Salons de Coiffure, que-i llamen los franceses
que son los que tienen la patente d’esto. Y ye que antes eso de
depilase era solo cosa de les muyeres, porque quedaba feo que una
dama tuviese pelos en el alerón o, como decía Gila, te diese un
besu y te cepillase el traje porque tenía un bigote como el míu.
Taba mal visto. Pero ahora, además de elles, son ellos los que van a
estos salones y depílense enteros, oye. Hasta la planta los pies.
¡Qué cosa! Antes a les mandakaris gustábenyos los paisanos de
pelo’n pechu, los ositos, pero ahora no. Ahora, si quiés ligar,
tienes que pasar primero por la coiffure esa y salir de ella con la
piel suave, como’l culín d’un recién nacíu, y volver cada
semana porque, si no, pinches y ya no te quién na. Les moces de hoy
son muy exigentes, bobu. Pero mira tú por donde, haylos que se
depilen hasta el cráneo. Véseyos hasta la idea más recóndita. Y
sin embargo, algunos d’esos anden con media barba, como dejáos por
la Filomatic. Yo no lo entiendo, la verdá. Tanta depilación y tantu
cuentu y resulta que parez que no tienen perres pa cuchilles.
Gastaríenles en la coiffure.
El
reconocimientu de estos limpios, olorosos y depilados valores se lo
dio S.M. el Rey al Presi Sarcozy, imponiéndo-i el carneru de oro, el
Toisón, pa ser educáu. Pero iba sin esquilar. ¿Llevaría esa
imposición un mensaje subliminal?: “Seguiréis jodiéndonos, pero
no arranquéis más los pelos”. Una cosa ye…, lo que ye. La otra
ye distinta.
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