La última palabra
Abeja: “Insecto himenóptero, de unos quince
milímetros de largo, de color pardo negruzco y con vello rojizo. Vive en
colonias, cada una de las cuales consta de una sola hembra fecunda, muchos
machos y numerosísimas hembras estériles; habita en los huecos de los árboles o
de las peñas, o en las colmenas que el hombre le prepara, y produce la cera y
la miel”. Ahora que se están produciendo en Asturias innumerables casos de
ataques a personas y animales de estos laboriosos insectos, imagínense que a
Duke se le hubiera ocurrido hoy hablar de ellas, o de las avispas asesinas
asíáticas esas que están haciendo otro tanto de lo mismo. Pues lo que ocurriría
es que en cuanto la columna fuese colgada en internet alguien haría lo que yo
hice al principio, acudir a la definición que da el diccionario de la RAE o la
Wiki y rematar el asunto de forma brillante, poniendo de esta forma una Pica en
Flandes. Pero no, hoy Duke no va a hablar de estos bichos sino de los
perfeccionistas, de los que siempre tienen un comentario para culminar
cualquier obra por bien hecha que esté (y no me refiero precisamente a mis
escritos), los que ponen la guinda al pastel, indicando de esta forma que se ha
realizado algo muy complicado que, además, constituye todo un hito.
Cuando España era la dueña de medio mundo y
tenía guerres por to los sitios (casi como los americanos) salió-i un follón en
Flandes y resulta que tenía la tropa ocupá en otros menesteres y, además, tenía
pocos soldáos y muches dificultáes pa mandalos p’allá. Pero Carlos V de
Alemania y I de aquí arreglóseles pa solucion’al tema de forma brillante. Por
eso en la imagen que tenemos del emperador montáu a caballo aparez con una pica
en la mano derecha. Pero d’esto sabe mucho más Pérez Reverte que, como buen
corresponsal de guerra, debió de tar allí pa contalo y luego sacó to la
colección esa del Capitán Alatriste, la Tabla de Flandes y la madre que lo
parió.
Pues, igual que Arturo y Carlos, el mi amigu
Gusti tien una pica pa solucionar to los emboláos, y ponla siempre que tien la
ocasión de hacelo en forma de colofón, de epílogo, de resúmen o de vete tú a
saber. Porque Gusti, aparte de cultu y muy viajáu (estuvo un día en Pola del
Tordillo), ye un perfeccionista perfectu. O casi. Así que, Gusti, colega: Ponle
la guinda a este artículo.
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