El lamentable estado de los aseos públicos
Una
empresa neerlandesa ha instalado recientemente en la madrileña
estación de Atocha unos lavabos de lujo de última generación que
deben de ser la pera limonera porque, para hacer pis o caca, o
simplemente lavarte las manos -cosa que deberías de efectuar cuando
haces lo primero, ¡so guarro!-, tienes que introducir en la ranura
60 céntimos. No valen cien pelas. Tiene que ser un negocio del
copón, tía. Tú imagínate los miles de personas, y personos (que
diría la Aído), que pasan, esperan, embarcan, desembarcan, suben y
bajan, o simplemente van a mirar, que de pronto les entra el apurón
y se encuentran con que por la módica cantidad de 0,60 € pueden
desahogar como si lo hicieran en el Palace o en el Hilton. Eso es
mear a gusto. Con todo limpio y en su sitio. Con jabón y toallitas,
higiénico papel y escobilla, con grifos que abren y cierran y, sobre
todo, con un empleado (a) que está a pie de obra y cada poco va,
limpia y si procede recauda. Porque las cajas tienen que llenarse,
oiga. Somos un país prostático. Estamos atascados desde hace ocho
años, así que tenemos unas ganas de cagarnos en todo que no veas, y
si es de lujo la cosa mejor que mejor.
Con
esto no debo de contarles nada nuevo porque lo verían en las teles.
Lo que seguro que no dieron ninguna de ellas, de entre las 10.000 que
hay (ahora 9.999), es que en el centro del parque Dorado de Sama
también tenemos una hermosa caseta con aseos, o sea para damas y
caballeros, con graffittis de diseño en exterior e interior, donde
no se necesita pagar nada para hacer aguas mayores o menores y, como
es de rigor, luego lavarte las manos. Pero hay un pequeño
inconveniente: por ahora el de los paisanos está cerrado a cal y
canto porque, según me cuentan los que normalmente andan por allí
cerca por si las ganas, los cacos han arramplado con todo. Más que
cacos, les llamaríamos vándalos: destruir por joder a la peña. Y
han pasado unos cuantos días sin que el ayuntamiento haya tenido la
diligencia de reponer lo que falta, reparar lo estropeado y adecentar
el cubículo (el cubo del trasero). Pues dice Duke que no estaría de
más que siguieran el ejemplo de los madrileños, que cierren los dos
servicios y pongan un fielato electrónico para usarlos. No tanto
como en la capital, que aquí la tropa anda mal de pelas y de
próstata, con un poco menos sería suficiente. Daría para pagar el
salario de una limpiadora, y los ancianos y damas mayores tan
contentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario