El lamentable estado de los aseos públicos

Con
esto no debo de contarles nada nuevo porque lo verían en las teles.
Lo que seguro que no dieron ninguna de ellas, de entre las 10.000 que
hay (ahora 9.999), es que en el centro del parque Dorado de Sama
también tenemos una hermosa caseta con aseos, o sea para damas y
caballeros, con graffittis de diseño en exterior e interior, donde
no se necesita pagar nada para hacer aguas mayores o menores y, como
es de rigor, luego lavarte las manos. Pero hay un pequeño
inconveniente: por ahora el de los paisanos está cerrado a cal y
canto porque, según me cuentan los que normalmente andan por allí
cerca por si las ganas, los cacos han arramplado con todo. Más que
cacos, les llamaríamos vándalos: destruir por joder a la peña. Y
han pasado unos cuantos días sin que el ayuntamiento haya tenido la
diligencia de reponer lo que falta, reparar lo estropeado y adecentar
el cubículo (el cubo del trasero). Pues dice Duke que no estaría de
más que siguieran el ejemplo de los madrileños, que cierren los dos
servicios y pongan un fielato electrónico para usarlos. No tanto
como en la capital, que aquí la tropa anda mal de pelas y de
próstata, con un poco menos sería suficiente. Daría para pagar el
salario de una limpiadora, y los ancianos y damas mayores tan
contentos.
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