Las cosas que escribimos
No
pasa un día sin que alguno de ustedes nos pare por la
calle en demanda de escritos reivindicativos de sus problemas o de
los defectos que, según la mayoría de ustedes, son imputables a
nuestros políticos. En muchos casos lo hacen con toda confianza,
algo que agradecemos, y sin siquiera conocernos o haber sido
presentados. Y hay de todo, créanme: “Tienes que escribir que el
artesonado de madera del Kiosco del Parque Dorado se está
desprendiendo del techo y va a caer sobre el saxo de la Banda
Municipal o mancar algún guaje. Tienes que escribir que en la parada
de autobús, frente al Ambulatorio, huele que tira p’atrás, y en
la Plaza de los Chorizos también. Tienes que escribir que ya está
bien con lo del Cuartel de la Guardia Civil, y con lo de les piscinas
de Pénjamo y Riañu, el soterramientu del FEVE, con el MUSI y
el Puente La Maquinilla, que está a medio pintar. Tienes que
escribir que el Paseo Fluvial paréz la selva del Amazonas, que ya no
se ven ni bancos ni siquiera árboles y que hay que segalu. Y tienes
que escribir que el alcalde de Pola del Tordillo tira pedos en los
plenos, mete el déu en la nariz y pega los mocos debajo la tapa la
mesa…”. Todo eso, y quinientas cosas más, tengo que escribir
según las quejas y necesidades acomodados a cada uno y una. Pues ya
está escrito, oigan. Pero, al tiempo que les reitero nuestro
agradecimiento por leernos y confiar en nosotros, tengo que
repetirles por enésima vez que no queremos ser unos “plumillas”
que escriban al dictado de nadie. Ni de políticos, ni de vecinos, ni
del lucero del alba. De las cosas que nos cuentan, y denuncian, en
muchas ocasiones nos hemos enterado antes que ustedes. Escuchamos,
observamos, comprobamos y, si lo creemos oportuno, llevamos las ideas
al papel, aunque alguna vez nos equivoquemos y metamos la pata hasta
las trancas. Pero procuramos que sea nuestra propia coladura, no la
inducida por otros. En definitiva, quien suscribe sólo atiende las
sugerencias de Duke, su amigo y compañero de fatigas.
Cada
uno de los que estamos aquí escribimos en conciencia y decimos lo
que nos apetece y como mejor sabemos hacerlo. Y todos lo hacemos con
honestidad, sin línea editorial que valga y con la frecuencia que
consideramos oportuna. Además, tengan en cuenta que los políticos
nos hacen muy poco caso, por no decir ninguno. Creo que ni siquiera
nos leen.
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