Lo oscuro del tiempo y de la política
“Somos
tantos que nuestras flechas oscurecerían el sol” -cuenta la
leyenda que dijo el embajador del rey persa a Leónidas, rey de los
espartanos, de aquélla-, a lo que el heleno repuso “Mejor, así
lucharemos a la sombra”. Parece ser que sólo eran trescientos,
contra diez o veinte mil persas, o cincuenta mil (según la
organización) y recios, también necios, y valientes, parapetados en
el paso de las Termópilas (que todavía está allí), hicieron
frente a las huestes del sátrapa iraní, hasta que murieron todos. Y
es que solo la desproporción tan desproporcionada ya mataba
bastante. Pero ye historia, aunque tenga mucho que ver con lo que
pasa ahora. Verán. Hoy mismo que le doy a la tecla mi viejo, querido
e inteligente amigo -del que ya hablé más veces y no voy a repetir
el nombre- Dimas Q., refiriéndose a esto de la corrupción política,
económica, empresarial y todas las demás, me decía que si los
hijos de puta volasen tardaríamos mucho en ver el sol porque cada
vez se suman más a la bandada, o más bien a la banda. Y el caso es
que mi amigo, que no da puntada sin hilo, debe de tener razón porque
hace siete o quince meses que no hace más que llover, y llover, y si
sale el sol es durante un rato nada más con el único objeto de
secar un poco las calles (menos la mía). Hay muchos cabrones volando
por ahí, y más que están eclosionando, saliendo del huevo vamos.
El
caso es que, entre todos estos pájaros que vuelan ahora, los que han
volado y volarán, nos han dejado en cuadro. Recuerdo, no hace mucho,
cuando alguien ofrecía un seguro de vida, de pensiones o un plan de
jubilación y el posible cliente preguntaba acerca de la seguridad
del dinero que iba a invertir, el agente o asesor le respondía que
su dinero estaba garantizado por el Estado. Y el tío, ante esa
evidencia, invertía. Con esa garantía…, ¿quién no? Pues ahora
resulta que, desde Bruselas, nos dicen que nada de recortes, que lo
que hay que hacer son reformas. Que hay que subir el I.V.A. y bajar
las pensiones. Tócate los eso… Motivo por el que afirmamos con
rotundidad que en este país ya no es segura ni la seguridad. A la
social me refiero claro, pero sin descartar a las otras. La del
propio Estado, la Judicial que debería de intervenir todo y la de la
Jefatura, encarnada en la realeza. Lo único seguro es que hay muchas
sombras. Tantas que ya nos sentimos como espartanos: solos frente a
los pájaros que oscurecen al mismo sol. Entonces, al igual que el
espartano, tendremos que luchar a la sombra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario