Fueron dos capitanes que instigaron el levantamiento del
ejército y del pueblo español contra los franceses el 2 de mayo de 1808 en
Madrid, actitud que fue secundada en otros puntos del país. Un monumento en la
Plaza del dos de mayo y el de la Plaza de la Lealtad a Los Caídos son algunas
de las señas escultóricas que ha dejado la gesta de Luis Daoíz y Pedro Velarde,
pero no las únicas, ni las célebres y conocidas. Los leones que flanquean y
custodian la entrada de las antiguas Cortes, hoy Congreso de los diputados
tienen los nombres de estos héroes y son los mismos que tiran por el carro de
la diosa Cibeles en la plaza del mismo nombre. Pues resulta que ahora hay
alguien que reivindica sonoramente que al león Daoíz se le pongan un par de
gemelos. Porque no tiene testículos, oiga. A ver que ye lo que haz el Rey de la
Selva guardando la sede de la soberanía popular no teniendo lo que hay que tener.
Un par. ¿O ye que al escultor Ponciano Ponzano -que hay que tener eso que piden
pa poneí esi nombre a un guaje, aunque vaya a ser artista- se le acabó el
bronce y dejó al probe Daoíz sin los atributos de su masculinidad? A lo mejor
ye una leona con melena. Sea lo que haya sido, lo cierto es que originalmente
las esculturas se hicieron en honor a dos personajes de la mitología griega,
Hipómenes y Atalanta. Los que mandaban aquí de aquélla decidieron que pa héroes
los nuestros que lo fueron de verdá y no de mentirijillas como los de los
helenos. Así que les pusieron el nombre de los dos valerosos capitanes, sin
percatarse de que a Atalanta-Daoíz le faltaban sus gónadas felinas. Y ahora que
Duke lo piensa, seguro que era eso lo que a su vez pasaba por la cabeza del
expresidente del Congreso, Federico Trillo, cuando dijo aquello de “manda
güevos…”. Seguro que le cerraron el micro cuando proseguía: “…pa Daoíz”.
Duke piensa en alto, y me dice que, a la puerta del Congreso,
podían haber puesto dos toros de Mihura o de la ganadería de Pérez Tabernero,
ya que estamos en España y aquí somos muy así de machotes. Y los morlacos están
mejor armados que los leones, en la cabeza y las partes pudendas. Y si no, dos
burrinos, que ahora están protegíos que ye lo mismo que estar aforáos, y sin
chapuza, como los que están dentro, en el bancáes. Si ya lo decía la copla del
Coque, y Rigoletu: “Hay munchos más diputáos que son más burros que yo”.
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