Negociaciones
Hace unos momentos que se acaba de anunciar que el Rey ha
convocado a los partidos a una tercera ronda de consultas. ¿Quién pagará ésta?
La primera resultó baldía tras el desistimiento del Presidente en funciones a
presentarse a la investidura, mientras que la segunda fue un fracaso, casi
anunciado, después de que el jefe de la oposición pretendiese mezclar churras
con merinas, o agua y aceite, que a los efectos es lo mismo. Pues en esta
ocasión será la vencida, dado que, apurando ya los tiempos al máximo, Su
Majestad no va a columpiarse en la convocatoria presente si no tiene la certeza
de que ahora sí hay un acuerdo entre todos o parte de los cuatro trileros que
están en liza. Apuesto que Felipe VI ya sabe dónde está la bola. Pero hasta
dentro de unos días los demás estaremos “in albis” y especulando cosas como las
que siguen.
El riesgo de que se culpe a los socialistas de ser los
causantes de una eventual repetición de las elecciones, en las que Pedro
Sánchez no repetiría como candidato, podría suponer que finalmente pasaran por
el aro de la propuesta inicial de los populares: Una gran coalición entre las
tres formaciones que ya todos conocemos hasta la saciedad. Rajoy, que ha
permanecido agazapado todo este tiempo de reuniones y ruedas de prensa,
volvería a ser presidente. Es lo más plausible, a mi modo de ver. Pero echando
una moneda al aire, imaginemos que cae de canto y que hayan optado por un
acuerdo intermedio: “Ni para ti, ni para mí, sino para el tercero en
discordia”, esto es el líder de C’s, el Gran Conciliador. Porque resulta que
Mariano no se la va a dar a Pedro, ni éste a Mariano. De manera que en
salomónico acuerdo decidan ambos otorgar la confianza a Alberto llegando así a
hacerse efectiva la propuesta popular pero con otro candidato a investir.
¡Sorpresa morrocotuda!, si eso llega a producirse. Dos vicepresidencias y
asunto concluido. Despejado el nubarrón de nuevos comicios. Al tiempo.
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