Los experimentos de Pedro Sánchez
Todos sabemos que en la ciencia matemática los factores del
mismo signo suman y los de signo contrario restan. Eso lo sabe hasta Duke. Sin
embargo, el secretario general de los socialistas parece querer cambiar la ley
matemática y, un día como ayer, se fue a Lisboa para estudiar in situ cómo
habían hecho sus homónimos lusos para formar gobierno cuando quienes habían de
constituirlo -y de hecho lo hicieron durante doce días- fracasaron en el
intento. De mucha enjundia es el reto que tiene Pedro Sánchez por delante. O
logra formar un gobierno, caso de que los populares no lo hagan, que lo tienen
difícil, o, con toda probabilidad, deberá de abandonar la secretaría del
partido y se le agotarán las posibilidades de encabezar la candidatura para
unas eventuales y más que seguras elecciones anticipadas. Lo que pasa es que,
para alcanzar su propósito, deberá de pactar con los grupos independentistas y
con el partido de Pablo Iglesias que no renuncia a su promesa electoral de la
convocatoria del referéndum soberanista en Cataluña. Es la única forma de
alcanzar los 176 escaños que necesita, y lo hemos dicho en estas mismas
páginas.
Nada impide que Podemos renuncia a su promesa electoral del
plebiscito, pero ya sabemos de qué sirven las promesas cuando se trata de tocar
poder. Por otro lado, su transversalidad favorece el hecho de que puedan
aliarse con tirios y troyanos, pero aunque esto llegara a suceder (que mucho lo
dudamos) quedan los de DyL (Convergencia), o PNV, y los de ERC, y éstos son los
que no van a apearse de su montura independentista, a no ser que, a su vez, los
socialistas se suban al mismo caballo. No creemos que los socialistas incumplan
su compromiso por la unidad de España firmado por todos los grupos, salvo los
mencionados anteriormente. De ahí que el pacto a la portuguesa se nos antoja
poco más que inalcanzable porque en Lusitania han formado gobierno todos los
partidos del arco de la izquierda, mientras que aquí el arco es mucho más
heterogéneo y tiene un ingrediente muy específico: El Independentismo. Nos
parece más plausible un pacto entre los dos grandes partidos, pero ya se han
negado al apoyo y a la abstención en el acto de investidura. De manera que
Pedro sólo fue a comer bacalao, y quedan por delante nuevas elecciones.
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