Nuevos medios de pago
Ya hace algunos años que en una de mis columnas les hablaba
de Finnegans Wake, la última novela, aún no interpretada de James Joyce. ¡A que
vosotros no lo entendisteis!, pues yo tampoco. Igual que aquello que tenía tan
preocupáu a Dimas Quirós de las SICAV, sociedades (colectivas, por supuesto) de
inversión de capital variable en la que hay un montón de paisanos ricos
metidos, pero sólo mandan uno o dos. Tampoco acabo de entenderlo, oiga. Pues
resulta que ahora nos salen con lo de los “bitcoins” de los que van a poner un
cajero en una gran superficie de Gijón. Esos cosos son dinero P2P de código
abierto. ¡Hay que jodese! Una criptodivisa o moneda digital, descentralizada,
es decir sin respaldo estatal alguno, inventada por Satoshi Nakamoto y que
sirve para comprar y hacer transacciones en todo el mundo. Una moneda global y
virtual que se trasmite por correo electrónico, y tal. Al cambio, unos 350 €.
Lo dicho, sigo sin entendelo. Pa mí que el Finnegans esi de Yeinsyois tuvo algo
que ver en el asuntu del japonés ilumináu. Tú imáginate que vas a comprar LA
NUEVA ESPAÑA a esi hiper de la villa de Jovellanos y pa pagar saques la tarjeta
Bitcoin. La amable empleada de la tienda pone una cara de esas de
“nometomeselpelotío” y te dice que te dejes de bromas y que el periódicu cuesta
1,10 €. Tú le respondes que el Bitcoin es un medio de pago legal, aceptado en
todo el mundo y todas esas cosas que os expliqué antes. Por favor, me da el
cambio en euros, le dices. Y la ya menos amable expendedora de prensa coge tu
tarjeta, la mira por anverso y reverso, y está poco menos que a punto de
introducírtela por donde termina tu espalda, momento en que echas mano a la
cartera y le das las monedas de verdad.
Y es que los inventos que inventan últimamente no hay dios
que los entienda. Fíjate si ye verdá que en la mina de oro de Boinás pusieron
una máquina de autovending, como les que expenden gusanitos y chocolatines, pa
que los trabajadores saquen d’ella los autorrescatadores. Esto ye, el equipo de
seguridá pa trabayar seguros. Acuérdate de aquello de “trabaja, pero seguro”.
Pues en estes coses rares somos pioneros. Unes hácense en Oviedo y les otres en
Mieres. ¡Vivir para ver!
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