Hoy sábado, 26 de diciembre, es un día anodino. Una jornada cualquiera de esas en las que nada sucede, o nada puede suceder. Una fecha entre fechas. Una lechuga entre col y col. Sin embargo, tal día como hoy tuvieron lugar hechos y efemérides importantísimas para la humanidad. Hagamos un repaso: los Reyes Católicos reconquistan Almería en 1491, mandaron a los moros para El Ejido y allí están recogiendo tomates; en 1863 llega la electricidad a Europa con el alumbrado de los faros del cabo de Heve en Francia, preludio del incremento incesante de la tarifa eléctrica que nos mete el inefable Pepiño Blanco -estábamos mejor con lámparas de aceite, o a dos velas-; en 1921 el metro madrileño une la puerta del Sol con la glorieta de Atocha, para dar ejemplo al futuro soterramiento de las vías FEVE en Langreo; veinte años después Winston Churchill es nombrado primer ministro británico, se pone de moda fumar puros en el fútbol lo que pronto se acabará; en 1979 la Unión Soviética invade Afganistán y Estados Unidos comienza a formar a Rambo para poner a tono a los rusos; en 2002 Irán prohíbe las lapidaciones para mejorar su imagen internacional, Alí Jamenei decide meter a los condenados dentro de cabezas nucleares -de matar, hacerlo a la última, pensó-; y en fin, un 26 de diciembre de 2004 se produce el tsunami del Índico que ocasiona 230.000 víctimas. Este día nacieron Mao Zedong, Henry Miller, Richard Widmark, José María Rodero y la Bombi, y murieron Harry S. Truman, Howard Hawks y Gerald Ford. Para que vean ustedes que un día cualquiera produce noticias importantes.
Como ayer no hubo periódicos, porque los que escribimos aquí estábamos de fartura y, además, Duke y yo nos fuimos a Pola del Tordillo, hoy sábado hay las noticias que hay, noticias con resaca que podríamos denominar. Verbigracia, S.M. el Rey se ha dirigido a todos los españoles y españolas para decirnos, como todos los años, lo mismo de todas las Nochebuenas. El presidente de Air Comet, la compañía aérea quebrada que deja a más de seiscientos trabajadores al pairo y a miles de viajeros con dos palmos de narices, ha dicho que nada tiene que ver su cargo como presidente de la gran patronal con su profesión de empresario, y Duke quiere que se lo explique mejor, porque si no tiene nada que ver ¿está en la CEOE por guapu o por listu?, ¿o por cara? Porque hay que tener rostro para poner su cargo a disposición la semana pasada y ahora, cuando se descubre el tomate y salta la bomba, decir esa tontería, y que no se baja de la burra hasta que lo decidan sus colegas, los poderosos empresarios. Seguimos sin noticias de los cooperantes catalanes secuestrados en Mauritania por Al Quaeda y seguimos también con la prudencia informativa recomendada por el Presidente, porque como, según él, la tierra es del viento, seguro que está esperando algún alisio que, entre una nube de polvo, nos los devuelva a casa. Parece que en estos días de festines, y aunque por su religión no participa de ellos, Aminatu Haidar ha engordado la mitá del cuartu. Como lo oyen, digo como lo leen. Parece ser que se ha llevado de Lanzarote unos cuantos kilos de gofio a cuenta de casi haberla matado de hambre. No vuelvo a España, se come muy mal, ha dicho.
En fin, que hoy sábado 26 de diciembre del año de gracia -o de desgracia, según para quién- de 2009, es un día como cualquier otro en el que nace y muere gente y en el que suceden cosas importantes. Un día en el que Duke sigue observando cómo los políticos y los empresarios siguen en su País de las Maravillas, disfrutando de esta crisis como niños como si con ellos no fuera la cosa, y también un día en el que comienzan a agotarse las existencias de sales de fruta de los mercados farmacéuticos. Pero, tranquilos, mañana será domingo para que todos recuperemos fuerzas, aunque no esperanza e ilusión. Como decía Escarlata O’Hara, mañana será otro día. Cualquiera.
Como ayer no hubo periódicos, porque los que escribimos aquí estábamos de fartura y, además, Duke y yo nos fuimos a Pola del Tordillo, hoy sábado hay las noticias que hay, noticias con resaca que podríamos denominar. Verbigracia, S.M. el Rey se ha dirigido a todos los españoles y españolas para decirnos, como todos los años, lo mismo de todas las Nochebuenas. El presidente de Air Comet, la compañía aérea quebrada que deja a más de seiscientos trabajadores al pairo y a miles de viajeros con dos palmos de narices, ha dicho que nada tiene que ver su cargo como presidente de la gran patronal con su profesión de empresario, y Duke quiere que se lo explique mejor, porque si no tiene nada que ver ¿está en la CEOE por guapu o por listu?, ¿o por cara? Porque hay que tener rostro para poner su cargo a disposición la semana pasada y ahora, cuando se descubre el tomate y salta la bomba, decir esa tontería, y que no se baja de la burra hasta que lo decidan sus colegas, los poderosos empresarios. Seguimos sin noticias de los cooperantes catalanes secuestrados en Mauritania por Al Quaeda y seguimos también con la prudencia informativa recomendada por el Presidente, porque como, según él, la tierra es del viento, seguro que está esperando algún alisio que, entre una nube de polvo, nos los devuelva a casa. Parece que en estos días de festines, y aunque por su religión no participa de ellos, Aminatu Haidar ha engordado la mitá del cuartu. Como lo oyen, digo como lo leen. Parece ser que se ha llevado de Lanzarote unos cuantos kilos de gofio a cuenta de casi haberla matado de hambre. No vuelvo a España, se come muy mal, ha dicho.
En fin, que hoy sábado 26 de diciembre del año de gracia -o de desgracia, según para quién- de 2009, es un día como cualquier otro en el que nace y muere gente y en el que suceden cosas importantes. Un día en el que Duke sigue observando cómo los políticos y los empresarios siguen en su País de las Maravillas, disfrutando de esta crisis como niños como si con ellos no fuera la cosa, y también un día en el que comienzan a agotarse las existencias de sales de fruta de los mercados farmacéuticos. Pero, tranquilos, mañana será domingo para que todos recuperemos fuerzas, aunque no esperanza e ilusión. Como decía Escarlata O’Hara, mañana será otro día. Cualquiera.
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