Lo habíamos anunciado. Duro Felguera se va y, recientemente, la alcaldesa de Langreo ha convocado a toda la sociedad a movilizarse en contra de esta decisión que ya estaba adoptada tiempo atrás. Es una movilización con la que Duke soñaba hace meses y que, de alguna forma, ahora ve más cercana. A partir de ahora Duke sueña con que esta petición de Esther Díaz no quede en mera palabrería y que las entidades y organizaciones ciudadanas recojan el mensaje. Sueña con ver a cuarenta mil personas en las calles tras una única pancarta que proclame “¡No se irán!”. Ya tenemos comandante en jefe. Ahora se necesitan capitanes que manden la tropa. ¿Qué ciudadano no está adscrito a alguna organización política, económica o cultural? Desde una comunidad de vecinos hasta cualquier partido político o central sindical, pasando por organizaciones empresariales y de comerciantes, sociedades de festejos, grupos musicales y de teatro, amas de casa, sociedades gastronómicas, peñas deportivas, jubilados y expatriados…, también los que solo miran a su ombligo. ¿Hay alguien a quien no importe que le borren la memoria de un plumazo?. ¿Alguno puede permanecer impasible, sin ni siquiera mover un dedo ante el mayor latrocinio del último siglo y medio de nuestra historia?
Decimos “latrocinio” y no nos apeamos de ese calificativo. Porque la Duro ha nacido aquí. Aquí ha crecido y aquí se ha hecho un monstruo empresarial, y en el ínterin de su desarrollo a través de los tiempos se ha llevado consigo tanto el trabajo, el sudor y las vidas de los hijos de esta tierra, como la propia tierra. Y ahora quiere llevarse hasta sus recuerdos, dejando solo los vestigios de tiempos pasados, que siempre habrán sido mejores, para, por si fuera poco, cobrárnoslos. A eso lo llamamos pillaje, rapiña, saqueo…, o como ustedes quieran llamarlo. Pero, en cualquier caso, esa huída en la noche y por la puerta de atrás es intolerable.
Porque es un robo que no podemos tolerar debemos de unirnos bajo una sola bandera. No caben partidismos, localismos, ni favoritismos. Solo podemos manifestar nuestra oposición y nuestra legítima resistencia si todos caminamos bajo la bandera langreana y de las cuencas. Y al hablar de favoritismos nos referimos a aquellas entidades que han surgido y se mantienen bajo el paraguas protector de la Duro. Aquellos que subsisten, mejor o peor, gracias a las migajas que caen de la mesa del poderoso, deben de ponerse a meditar, y pensar que esas migajas dejarán de caer en cuanto se vayan. No más subvenciones, no más ayudas. Se acabó el pastel y ahí os quedáis. El Langreo cultural, industrial, próspero y dinámico se habrá terminado para siempre. Como para siempre se acabará nuestra identidad y dignidad como pueblo noble y trabajador. Pasarán los siglos y la historia tan solo recordará que una vez hubo aquí una ciudad rica y culta, como lo fueron Petra, Éfeso o Palmira.
Sobran las palabras, ha llegado el momento de combatir. Aunque muchos piensen que es luchar contra una máquina, esos accionistas fríos e insensibles que solo reaccionan ante los números, no queda otra alternativa que luchar. ¿Qué, si no?, ¿sentarnos a verlas venir? Te tomamos por la palabra, Esther. Si tú no encabezas este movimiento, alguien lo hará. A falta de Santiago que, montado en su blanco corcel, baje del cielo a librar la batalla, como lo hizo en Clavijo ante los invasores; a falta de un Rodrigo Diaz de Vivar que ganó una batalla después de muerto; a falta de tantos personajes de la épica patria tendremos una Alcaldesa que, arropada, por todo un pueblo indignado se batirá con “fuerza y honor” ante los saqueadores. Duro con la Duro.
Decimos “latrocinio” y no nos apeamos de ese calificativo. Porque la Duro ha nacido aquí. Aquí ha crecido y aquí se ha hecho un monstruo empresarial, y en el ínterin de su desarrollo a través de los tiempos se ha llevado consigo tanto el trabajo, el sudor y las vidas de los hijos de esta tierra, como la propia tierra. Y ahora quiere llevarse hasta sus recuerdos, dejando solo los vestigios de tiempos pasados, que siempre habrán sido mejores, para, por si fuera poco, cobrárnoslos. A eso lo llamamos pillaje, rapiña, saqueo…, o como ustedes quieran llamarlo. Pero, en cualquier caso, esa huída en la noche y por la puerta de atrás es intolerable.
Porque es un robo que no podemos tolerar debemos de unirnos bajo una sola bandera. No caben partidismos, localismos, ni favoritismos. Solo podemos manifestar nuestra oposición y nuestra legítima resistencia si todos caminamos bajo la bandera langreana y de las cuencas. Y al hablar de favoritismos nos referimos a aquellas entidades que han surgido y se mantienen bajo el paraguas protector de la Duro. Aquellos que subsisten, mejor o peor, gracias a las migajas que caen de la mesa del poderoso, deben de ponerse a meditar, y pensar que esas migajas dejarán de caer en cuanto se vayan. No más subvenciones, no más ayudas. Se acabó el pastel y ahí os quedáis. El Langreo cultural, industrial, próspero y dinámico se habrá terminado para siempre. Como para siempre se acabará nuestra identidad y dignidad como pueblo noble y trabajador. Pasarán los siglos y la historia tan solo recordará que una vez hubo aquí una ciudad rica y culta, como lo fueron Petra, Éfeso o Palmira.
Sobran las palabras, ha llegado el momento de combatir. Aunque muchos piensen que es luchar contra una máquina, esos accionistas fríos e insensibles que solo reaccionan ante los números, no queda otra alternativa que luchar. ¿Qué, si no?, ¿sentarnos a verlas venir? Te tomamos por la palabra, Esther. Si tú no encabezas este movimiento, alguien lo hará. A falta de Santiago que, montado en su blanco corcel, baje del cielo a librar la batalla, como lo hizo en Clavijo ante los invasores; a falta de un Rodrigo Diaz de Vivar que ganó una batalla después de muerto; a falta de tantos personajes de la épica patria tendremos una Alcaldesa que, arropada, por todo un pueblo indignado se batirá con “fuerza y honor” ante los saqueadores. Duro con la Duro.
“¡Soldados: lo que hagáis en la tierra tendrá su recompensa en la eternidad”.
Russell Crowe como Máximo Décimo Meridio en Gladiador de Ridley Scott.
Russell Crowe como Máximo Décimo Meridio en Gladiador de Ridley Scott.
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