Si algún personaje hay en la historia del Valle del Nalón cuya vida merezca ser contada, sin menosprecio del resto, ese es Ceferino Sanfrehoso, a quien todo el mundo conoce en la comarca. Nacido en 1918 vivió, siempre en primera línea, los aconteceres históricos de nuestro país. Vino al mundo en el reinado de Alfonso XIII y pasó por dos dictaduras, una república, la infausta guerra civil que vivió en los dos bandos, y una nueva democracia con la restauración monárquica que ahora contempla tranquilo y con la mirada serena que le dan sus 91 años. Con una mente lúcida y una memoria envidiable, una presencia impecable y en compañía de su esposa, Mª Josefa Casal, nos vemos en su segundo hogar que es la sociedad La Montera en una mañana de domingo, donde repasamos algunos de sus recuerdos y muchas de sus concepciones vitales.
- Desde esa perspectiva histórica que te dan los años, cuando has pasado por tantísimos avatares, ¿cómo ves este país?.
- Este país está infinitamente mejor que cuando yo era chaval, en tiempos de Alfonso XIII, no cabe la menor duda. Ni había coches, ni había electrodomésticos… El salto de entonces a ahora es abismal.
- Desde casi principios de siglo y hasta ahora viviste la construcción de Langreo y conociste a todos los alcaldes, ¿con quiénes de ellos te quedarías?
- Quizás con Dorado, pero a él no lo conocí. Quien fue un buen alcalde fue Joaquín Miranda que, por cierto, ahora anda algo pachucho. Aladino y hay un hombre al que no se le recuerda pero fue un buen alcalde en las peores circunstancias que se podían tener que fue la Guerra Civil en Langreo, Felix Victoria. Fue un gran alcalde en unos difíciles momentos con los que jamás se encontró ningún regidor en Langreo.
- Y hablamos de alcaldes que en aquellos momentos no cobraban, tenían un cargo que desempeñaban de forma altruista…
- Cobraban algo en concepto de gastos de representación pero era poca cosa. Hubo buenas gentes como aquel de Lada, Gabinón que decía aquello de que “cuando el río baja puercu tenemos la camisa limpia y si el río bajase limpiu íbamos a tener la camisa puerca” (se refiere a la existencia o falta de trabajo).
- Que es un poco lo que está pasando ahora. ¿Y qué me dices de García Lago?
- Yo con Antonio no me llevé mal pero tampoco muy bien. Cuando se votó el dar su nombre al parque nuevo de La Felguera hubo un voto en contra que fue el mío. Yo creo que fue un buen alcalde para La Felguera, no para Langreo.
- Eso me lleva a preguntarte por la rivalidad entre los dos distritos más importantes. ¿A qué crees que se debía esa confrontación, esa rivalidad entre Sama y La Felguera?, ¿quizás al futbol?
- No. Yo creo que son rivalidades muy frecuentes, Madrid y Barcelona, Gijón y Oviedo, aquí sucedió lo mismo. Luego había poblaciones como Lada, Ciaño, Barros que no tenían nada que ver pero que inclinaban la balanza por cuestión geográfica. Pero la separación no era civil sino eclesiástica, era debido a los límites parroquiales. Yo no se quién habrá hecho esta delimitación. Por ejemplo se daba el caso de la Camponá que está al lado de Ciaño, sin embargo pertenecía a la parroquia de Sama, y la estación del Norte de Sama, que está en el centro, pertenecía a la de Ciaño. Yo creo que eran los límites parroquiales.
- Cuando desde hace tiempo tenemos una ciudad lineal, que es Langreo, ¿por qué todavía cada población reivindica tan insistentemente su distrito? ¿No es mejor y más correcto decir que todos somos langreanos?
- Voy a hacerte una observación. La ciudad lineal, no la de Langreo, la del Valle del Nalón fue una idea que surgió cuando el Centro de Iniciativas trajo en una ocasión a dar una conferencia a un hombre joven de la Hueria de Carrocera que se llamaba Mario y era Ingeniero de Caminos en el Ayuntamiento de Lugo. Había estudiado en el Orfanato Minero y era un chaval francamente inteligente y agradable, y fue el que por primera vez habló de la ciudad lineal del Valle del Nalón.
- Hablando de esto mismo. ¿Qué te parece la idea del concejo único, de un solo ayuntamiento para el Valle?
- La idea del concejo único fue de Aladino y para Sama fue fatal. Por entonces la notaría tenía que estar en Sama, los centros oficiales también. Ahora, de alguna forma, perdimos esos derechos. Pero no solo eso, sino que estamos perdiéndolo todo. Por ejemplo en el tema de los terrenos de Modesta yo estoy en contra de la Alcaldesa. Ahí hay que construir casas, no puede ser que vengan unos señores de fuera a trabajar aquí para luego llevarse el dinero a otro lugar. Además van a encorsetar a Sama.
- ¿Qué te parece de lo del soterramiento de las vías de FEVE?
- Dudo que lo vea. Por los años que tengo y porque realmente llegue a hacerse.
- Y aunque digas que no llegarás, ¿cómo ves Langreo dentro de diez o quince años?
- Estamos acostumbrados a ser una población industrial donde se ganaba y se gastaba dinero, y ahora ni industria, ni dinero, ni comercio, ni nada de nada, porque en Sama el comercio está desapareciendo, pero es que en La Felguera ocurre algo similar. Aunque tiene más actividad, yo paso por allí y veo una cantidad de bajos cerrados que asusta y eso que dan toda clase de facilidades para instalarse, pero también ponen toda clase de pegas. Yo no se si lo hacen con arreglo a las normas o a la mala leche, pero seguro que es una de las dos.
- Hablando de ello, HUNOSA tuvo 22.000 trabajadores de los que quedan los 2.000, y Duro Felguera parece que definitivamente va a irse de Langreo. ¿Qué piensas al respecto?
- Lo de Duro Felguera es increíble. Sacó de aquí todo lo que quiso y ahora nos da un cortés corte de manga, pero corte de manga al fin y al cabo. Además no tienen ni el gesto de poner a disposición del municipio sus propiedades, tratan de seguir sacando provecho de ellas.
- ¿Tú verías bien, como pasó hace más de quince años, que se volviera a la movilización social, a las barricadas?
- Yo soy enemigo de la violencia pero a veces es necesaria porque hay ocasiones en que viene servida, está provocada por ellos mismos. No se puede dejar marchar a Duro Felguera con ese corte de manga cariñoso, aquí hicieron todo y ahora con eso van a ir a hacer más a otro lado.
- Hablemos de la cultura en Langreo, tú eso lo conoces muy cerca. Me refiero a aquellos centros como el Casino de La Felguera o esta Montera donde estamos, aquellos ateneos que eran centros de tertulia. En La Montera queda algo de eso. ¿Qué futuro ves al foro de debate que tenéis aquí?
- Nos lo hemos tomado muy en serio y tenemos recogidos muchísimos datos de tipo histórico que ya hacen montañas de papeles. Somos netamente salmerones y vamos a defender Sama hasta donde podamos, y si hay que llamar a alguien por su nombre se le llamará. Cada día llegan nuevas personas que prestan interés.
- Háblame del antiguo Centro de Iniciativas
- Fue algo que salió del antiguo Banco de Langreo, que aún estaba aquí al lado. Su director, Villa, nos dijo que había que hacer algo y se comprometió a colaborar con su equipo jurídico para confeccionar los estatutos. Ahí nació el Centro. Erámos catorce o quince personas y elegimos a Noel Zapico como presidente. Duró poco por su actividad y entonces nombramos a Marino Gutierrez, pero era un hombre que no se estrellaba y entonces me nombraron a mí. Yo había sido capitán y estaba más avezado a este tipo de lides. Conmigo vinieron Lorenzo Velasco, Dimas Quirós, Alvarín…, y empezamos a desmarcarnos de la iniciativa del banco. Éramos un poco revolucionarios, hicimos una manifestación sin permiso, muchas cosas. Entonces mis espaldas eran anchas.
- Algo de lo más señalado que hicisteis ahí fue el tema de las aguas. La negativa de entrar en el consorcio de Cadasa.
- El consorcio nos pareció una idea estupenda pero para ellos. Muy pocas poblaciones en España podían disponer de un caudal de mil litros por segundo que era de lo que disponíamos cuando esto ocurrió. Era la concesión más antigua, fuimos al Supremo y nos lo reconoció: los primeros mil litros que salieran del río eran para Langreo. Teníamos en Madrid un catedrático de derecho civil que era García Trevijano y a Santiago Del Corral que era el presidente de los Saltos del Nansa y quien más sabía de agua de toda España. Estábamos con él en su oficina de Madrid y llamó a un ujier que entró en el despacho con manguitos. Le dijo, tráeme el Nalón. Llegó con tres volúmenes de aquellos que se ataban con cuerdas donde figuraba todo acerca del río, caudales, riadas, sequías.. Yo veía a aquel paisano venir con Laviana, Campo Caso… debajo del brazo (se ríe). Ahí va La Chalana, era impresionante.
- Voy a hacerte unas preguntas para ver que piensas de los cambios habidos con respecto a algunos temas. Primero, la educación de la juventud.
- Cuando yo era chaval estaban el Colegio de les Monjes, les Escueles Municipales y el Colegio de Castro al final del parque. Tras grados por cada sexo. Hoy día hay muchos colegios y toda clase de medios, incluida la educación especial. A la universidad no iban más de seis o siete, hijos de familias acomodadas. Y mira ahora, estudia todo el que quiere.
- ¿La liberación de la mujer?
- Total. Yo tuve tres hermanas de las que vive una y aquello era tremendo. La educación, el puritanismo, aquella separación de sexos de que antes hablábamos. Hoy la mujer está en el mismo plano social y laboral que el hombre.
- ¿El matrimonio homosexual?
- Llevo cincuenta y ocho años casado, y a mí eso, francamente, no lo veo bien. No entiendo cómo puede ser. Y de eso todavía comprendo alguna cosa, pero no cómo es eso de los bautizos y las primeras comuniones civiles.
- ¿Y la banca?. ¿Había antes un trato más personalizado que ahora?
- Sin duda. Antes en Sama había dos directores de Banco, el Herrero y El Español de Crédito, y eran verdaderas personajes en la ciudad, había que contar con ellos para todo, intervenían en todos los asuntos sociales. Ahora, solo de vista, conozco a uno de ellos. Los demás, y mira que hay oficinas, no sé ni quién son. Una anécdota, nos contaba Agustín Muñoz, cuando llegó como apoderado al Herrero, que su director le dijo: esta tarde vamos a ir a tomar café a La Montera y vas a hacerte socio, porque tiene que ser así…”, y aquella misma tarde se hizo socio. No conozco, en estos tiempos, ningún director que lo sea. Tal era, por entonces, la presencia de la banca en la sociedad. Claro que el trato era más personalizado que ahora.
- ¿Eres religioso?, ¿crees que hay algo después de la muerte?
- Soy católico y practicante. Eso no quiere decir que no sea pecador. Cuando me muera quiero que me entierren conforme al rito católico. Sobre el tema de lo que hay detrás de la muerte, creo lo que dice la doctrina, pero hubo una vez que la prensa publicó unas declaraciones de Sabino Fernández Campo -fuimos compañeros de bachiller-, que decía que en el entierro de la esposa de Severo Ochoa en Luarca, Sabino le dijo a Severo “ahí os volveréis a encontrar”, a algo así, y Severo Ochoa le dijo: “Sabino, detrás no hay nada”. Leí aquello y me dio qué pensar, porque no es lo mismo que lo diga Severo a que lo diga Ceferino.
- Es habitual en los que tienen mente científica. Aunque ahora, según me has dicho, lees poco, fuiste un gran lector. ¿Qué tipo de literatura leías?
- De chaval me empezó gustando Salgari, luego Zane Grey, y más tarde leí mucha literatura sobre la guerra civil porque, como la viví, siempre estuve interesado en ver distintos puntos de vista y recrearla desde ellos. Uno de los autores malditos sobre el tema fue Rafael García Serrano que escribió “Diccionario para un Macuto” que es fácil de leer y francamente interesante. Yo leía de todo, ahora veo mal y me es imposible, pero sigo al tanto.
- ¿Crees que se están gastando bien los dineros públicos?
- Yo creo que se están gastando bien. Nunca se gastan mal porque lo que se gasta está bien gastado. Lo que pasa es que queda mucho por el camino, pero eso no es de ahora, está inventado hace muchísimo tiempo. Se adjudicaba una obra en concurso, y en sobre cerrado y tal, abierto ante el Secretario y todo eso…, pero resulta que adjudicada una obra en cinco, a mitad de su ejecución dicen que hay que hacer el aumento de no sé qué, y lo suben a siete, y así es hasta el final. Y el adjudicatario no fue quien más bajo ofertó sino quien más amigos tenía.
- Lo tengo que preguntar, aunque conozca la respuesta. ¿Monarquía o República?.
- Yo soy más bien republicano, pero reconozco que el Rey, con todas las cosas que se puedan contar de él, es el mejor embajador que tenemos en el extranjero. Mandamos una misión comercial a China y si no va el Rey no venden ni una escoba, por poner un ejemplo. Quien nos abre las puertas es el Rey, lo que demuestra que es un hombre de prestigio. Si el Príncipe será como el padre, es una duda. Es un riego entregar el país a un chaval que no sabes como funcionará, aunque cambió mucho, ya no es el que era, pero claro ese es el tema: si tuviera treinta años y fuese altu, guapu y además príncipe no había quien me tosiera. Soy más bien republicanu pero si hubiese que votar, votaría a la monarquía, a la que tenemos.
- ¿Oviedo o Sporting?
- Soy sportinguista de nacimiento. De joven estuve interno en Oviedo y los de esa ciudad nos dominaban, entonces la decisión fue tomada como contestación, para llevar la contraria. Los de afuera éramos todos del Sporting. Lo seguí por toda España durante muchos años. Ahora, con mi edad, me dan un palco gratis en El Molinón para el partido de ayer con el Madrid y no voy. Pero sigo siendo su seguidor.
- Dale un consejo a los langreanos.
- Yo aconsejaría a los langreanos que tenemos que unirnos. Que todo lo que nos separe va en perjuicio de todos. Que evitemos las zancadillas y confiemos en al buena fe de los demás. Para ello todos hemos de obrar así.
- Tú que conociste a todos, dime un personaje en Langreo.
- Don Jerónimo González, sin discusión. Es el personaje máximo en nuestra historia. Yo te contaría una historia de él muy curiosa. Mi madre era muy amiga de Don Jerónimo, se conocían de niños. Cuando ella iba a Madrid iba a visitarle al lado del teatro Alcázar, donde tenía su oficina y hacía un periódico sobre derecho hipotecario. En el año 34, año de la Revolución, nos pilló allí. Mi madre siempre iba a ver a Jesús de Medinaceli y, cuando veníamos de allí, sonaron unos tiros y las gentes que estábamos por allí nos refugiamos en el Palace. Estuvimos allí muy poco tiempo y al salir vimos que el portero mayor del Hotel, lleno de chorreras y galones, miraba descaradamente a mi madre. Yo tenía quince años y me molestó aquello. Pero cuál fue mi sorpresa cuando se dirige a ella y le dice Rosario, y élla “Jeromín”. Era un primo carnal de don Jerónimo que éste había colocado en el Palace. Cuatrocientas habitaciones, no te digo más. Al día siguiente fuimos a ver a Jerónimo y mi madre le dijo “¿no había otro sitio en Madrid para colocar a Jeromín, que no fuera de conserje?”, y su primo le contestó: Rosario tienes toda la razón, ahí tenía que haber ido yo, porque solo de propines saca treinta duros diarios. Era presidente de Sala del Tribunal Supremo, Catedrático de derecho Civil, director de la revista de derecho hipotecario, y unas cuantas cosas más.
- Por último, Ceferino, ¿cómo te gustaría ser recordado?
- Como un samense cien por cien, que nunca cogió una peseta a los demás, como una persona que se preocupó y ocupó de las cosas del pueblo. Que desde las responsabilidades que tuve, como concejal, como presidente del Centro de Iniciativas, de Festejos de Santiago, y otros muchos, ayudé y colaboré, dentro de mis posibilidades y haciéndolo lo mejor que podía, para el bien de mis conciudadanos. Creo no haber hecho mal a nadie e intenté ayudar al pueblo en todo lo que pude. - Con esto he terminado. Si tienes algo que contar que yo no te haya preguntado, tienes tu tiempo…
Y su esposa, Mª Josefa, le sugiere una de las muchas anécdotas que siempre tiene para contar. Él mismo me manifiesta que hay tanto, que sería para un libro. Y me cuenta una de ellas, muy graciosa. Pero, efectivamente, hoy no hay lugar a más. Esperamos tener una nueva oportunidad para hablar con este hombre repleto de historia y todo un referente en Langreo.
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