Formar Gobierno
Con un apoyo de Podemos y los independentistas catalanes los
socialistas obtendrían los 176 escaños que les otorgan una mayoría absoluta y
llevaría a La Moncloa a Pedro Sánchez o, quién sabe, a Pablo Iglesias. Para
ello los negociadores del PSOE deberían de prescindir de su criterio, tan
cacareado en campaña, de no permitir un referéndum de independencia para
Cataluña. Es decir, dejarían de ser un partido constitucionalista, como siempre
fueron, para convertirse en una especie de Medusa de cuatro cabezas, todo con
tal de que los populares no sigan gobernando cuatro años más. Duke tuvo ese
pálpito nada más conocerse el resultado electoral. Sin embargo los barones del
partido parece que no están por esa labor y prefieren que se deje gobernar en
minoría al partido de Rajoy, en la seguridad de que un gobierno tan inestable
no duraría mucho tiempo y tendríamos unas elecciones anticipadas a dos años
vista, o quizás menos. Esto solo sería posible con una abstención socialista en
el acto de investidura porque, pese a sus 40 escaños, los de Rivera poco pintan
en esta tan condenada aritmética. Una condición presumo: “Reforma
Constitucional a fondo”. Rajoy ya la ha ofrecido a Sánchez en su reunión en
Moncloa del pasado día 23. Porque lo que sí está claro y es seguro es que los
podemitas dirán que no a esa investidura.
Si no se me ha escapado algún detalle en mi observación y
análisis, no veo más salida a esta difícil situación postelectoral que una de
las dos primeras alternativas. En el primer caso creo que sería un verdadero
suicidio de Sánchez y los suyos que desembocaría muy posiblemente en que los
del Pablo Iglesias de entonces fueran devorados por los del actual, algo que
empiezan a temer los Felipe González, Susana Díez y compañía. Que todo se vaya
al carajo. De ahí que empiecen a moverse las piezas del tablero socialista y
haya tenido lugar el almuerzo entre Sánchez y González tras la reunión en
Moncloa del primero con el Presidente Rajoy. Por mucho que digan que ya estaba
concertado hace tiempo. Es por ello que vemos más plausible la segunda opción.
Dejar a los populares una inestable gobernanza mediante su abstención, que no
un pacto que ya han desestimado.
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