El debate
Vaya por delante que Duke no ha visto el debate. ¿Pa qué?, si
ya estaba fartucu de oir lo que iben a decir los cuatro que no fue más que lo
que querían oir sus seguidores y acólitos. Ni por un instante pasó por su
imaginación ponerse a observar la defensa de la gestión del partido gobernante,
por una lado -o lada-, y los ataques furibundos de los tres partidos allí
representados, por el otro. Que si los recortes, que si la corrupción, y que si
yo ni recorté ni corrompí. Y tal. Todos mirando al tendido. Así que, en espera
de ver y oir las reacciones de los medios y de la tropa a la mañana siguiente,
se sentó cómodamente a echar un puru. Lo mismo que hizo Mariano desde su
escapista retiro de Doñana. No iba a estar allí de pie, en posición de firmes,
sin un triste atril delante donde apoyar les manos y que sirviera de pantalla a
las eventuales ganas de irse por la pat’abajo. ¡Que no, coño. Que pa eso ye el
Presidente!
Así es que, llegada la mañana de la Inmaculada y ante la
humeante cafetera, repasamos los titulares de prensa y comprobamos lo que nos
temíamos desde un principio. Que según unos ganó Iglesias y según otros Soraya,
Rivera o Sánchez, y según la mayoría que al primero le cantaba el alerón (eso
resultó evidente, vistos los cercos de sus sobacos), que la segunda estuvo
segura y con tablas, nervioso el tercero y envarado el socialista. Casi todos
coincidentes en la novedosa y desafortunada puesta en escena de la
patrocinadora del evento. Después de leer los variados y distintos e
interesados titulares nos fuimos a ver cómo había reaccionado la peña en las
redes sociales y nos encontramos con otro tanto de lo mismo, en muchos casos
noticias compartidas de los medios a que hemos hecho referencia en consonancia
con la orientación política del posteante, como si el resto de la tropa no
leyera los periódicos. Luego vino la salida a la calle y la recogida de
opiniones en vivo y en directo: “¿Viste el debate?, ¿qué te pareció?”. “¡Ah!,
¿pero hubo un debate?, cuenta, cuenta…”. Para escuchar otro tanto de lo mismo.
Más tarde en el vermú, en el café y en el chocolate con churros. De manera que,
sin verlo, quedé del puto debate hasta los mismísimos. Y la que me espera. Así
que voy a hacer provisión de Farias hasta el día 20. ¡Que dios nos pille
confesáos!
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