Accidente en Sama
Momento en que se retira el vehículo implicado (foto de LNE) |
El pasado lunes, a primera hora de la mañana, una enfermera
del Centro de Salud de Sama fue atropellada por un vehículo conducido por un
anciano a la altura del mismo Centro en la confluencia de las calles Pablo
Iglesias y Soto Torres. El hecho de que se tratara de una sanitaria y un hombre
ya mayor es puramente anecdótico, y lo digo con todo respeto a los implicados
que son quienes tienen que pagar las consecuencia del accidente, pero también
lo digo porque, hasta cierto punto, es natural que suceda un accidente como
este. Lo he comprobado al día siguiente que transitaba por Soto Torres que es
la vía más utilizada para salir de Sama hacia Oviedo y La Felguera. En el lugar
del siniestro he podido observar que, justo antes del paso de peatones que
cruza al parque Dorado, hay colocados a la derecha varios contenedores que
obstaculizan la visibilidad de
conductores y de los peatones que quieren cruzar desde el parque. Es
más, en el momento que yo pasaba por allí, había un vehículo estacionado justo
detrás de los contenedores. Es decir, varias barreras que hacen insegura la
circulación para unos y otros. Dios me libre de afirmar que esta haya sido la
causa del accidente, para ello está el atestado, sino que si aseguro con toda
rotundidad que esas barreras pueden ser causa de percances como el del lunes.
Algo distinto ocurre cuando algún peatón cruza la calzada por
donde no debe de hacerlo y, en ocasiones, sin mirar hacia el sentido de la
circulación. Es algo que hacen muchos ancianos, que evidentemente están más
torpes y faltos de reflejos, y también hacen personas más jóvenes, de manera
que nunca mejor dicho el adagio de que “no hay más accidentes porque dios no
quiere”. Estoy seguro de que esto que cuento para muchos no será más que eso,
un cuento, pero si alguno de quienes restan importancia al peligro que tiene la
carretera lee esto y toma la debida nota, me doy por satisfecho. En este caso,
y sobre todo, se debería de proceder a situar esos contenedores en un lugar
donde no impidan la plena visibilidad a viandantes y conductores. Máxime si
tenemos en cuenta la circulación que soporta el lugar. Luego, revisar las
barreras urbanas que obstaculicen el normal desarrollo de la actividad diaria
de la tropa.
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