Vestimentas inadecuadas.
Este lunes pasado llovió la de su madre, bueno era un orbayu
permanente de los que llaman “calabobos” pero no paró en todo el día. Y me dí
cuenta del por qué de ese apelativo. Veréis. Paseaba con Duke por Sama,
procurando ir por debajo de los aleros de los edificios equipado de paraguas, sombrero y cazadora. Hasta mi amigo
blanco llevaba puesto un bonito chubasquero. De pronto, al doblar una esquina,
tropiezo con mi amigo Luisinacio que viene apresurado intentando protegerse de
la lluvia, y detrás su esposa, Maripuri que le está diciendo en esos momentos:
“Yes subnormal, ya te dije que no salieras así de casa, bobo, más que bobo”. Lo
miro de arriba abajo y contengo una carcajada. Lleva el Panamá, una guayabera
floreá, pantalón corto de cuadros escoceses y chanclas. Sus piernas, blancas y
sin vello, se asemejan a las de un jilguero malnutrido. Ella, sin embargo, va a tono con el tiempo.
Los cuatro nos guarecemos en un portal. “Mira, fíu, no puedo con él, ¿tú ves
cómo sale?, toy insistiendo pa que vuelva a casa pa cambiase y no-í da la gana.
Diz que en Gijón haz buen tiempu y que la que voy mal vestía soy yo. ¿A ti
parezte normal?”. Yo no sabía qué decir, mientras Duke se sacudía para quitarse
el agua de encima. Luisinacio se apartó para no mojarse y me dice que aparte el
perro que le está poniendo pingando. En ese momento doy rienda a la risa
contenida y abandono mi mutismo. “¿Parezte que tas poco mojáu pa quéjate de
Duke?, anda, haz casu a la tu muyer y vete pa casa a cambiate, que vas coger un
costipáo veraniegu y, luego, cuando llegue el buen tiempo vas tener que salir a
la calle con zamarra. ¡Zamarro!”. “¿Viste? -dice Maripuri-, si ya-í lo vengo
diciendo desde casa, que da mal tiempu en to los laos, y en Gijón también. Y
vamos a la Feria, no a la playa, bobo”. Nos hizo caso y dio la vuelta
refunfuñando: “Tener amigos pa esto”. Ya vos dije que Luisinacio ye gilipollas.
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