Hablar por hablar.
El horror corre por toda Europa como reguero de pólvora desde
las Ramblas de Barcelona. Allí han sido vilmente masacrados ciudadanos de todo
el continente, incluidos españoles -también algún catalán, puestos a hacer
diferencias- e incluso un estadounidense y un australiano (no especifican si
éstos últimos son de Oklahoma o de Queensland). Lo importante a resaltar es que
La Ciudad Condal sólo ha sido el escenario de esta absurda ceremonia de terror
mientras que los infortunados protagonistas han sido inocentes personas de
decenas de nacionalidades (incluida la catalana, como no podía ser de otra
forma) que dedicaban la tarde del aciago jueves de agosto a pasear y distraerse
por la calle más emblemática de la ciudad. España y el mundo entero
enmudecieron e inmediatamente los medios echaron chispas dedicando toda su
programación al trágico suceso, y las redes destilaron odios y rencores, aunque
también algunas palabras sensatas.
Y muchos sacaron la lengua a “pacer” (como decimos aquí),
diciendo barbaridades y argumentando con razonamientos interesados y espurios
para llegar a conclusiones que no dejan de ser auténticas desmesuras. Culpando
a no se qué poderes ocultos, a no se quiénes personajes maquiavélicos, e
interpretando la ya larga historia de este bárbaro terrorismo a su antojo o al
del grupo a que pertenecen o con el que simpatizan. Nada que ver con lo
acaecido, mucho que ver con radicalismos y con programas inventados al efecto.
La culpa no la tienen la generalidad de los musulmanes, ni el gobierno español,
ni el francés, ni el catalán, la culpa no la tiene Ada Coláu por no querer
colocar unos bolardos. Una pequeña parte de la culpa es de algunos que, bajo el
pretexto de su solidaridad con las víctimas, con Barcelona y el pueblo español,
quieren llegar a extremos insostenibles y, en cierta forma, desestabilizadores.
Pero la gran culpa de la barbarie es de los bárbaros, de los descerebrados que
asesinan y se inmolan obedeciendo las consignas del Estado Islámico. No den más
vueltas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario