Dicen los expertos que en esto de la crisis económica ya hemos hecho los deberes. Los mismos que han impuesto a los helenos cuando los rescataron hace ya más de un año. Es decir que se han ajustado todas las partidas económicas y sociales habidas y por haber antes de la que la Merkel llegue con su rebaja. Es aquello de las barbas de tu vecino, ya saben. En España no hemos puesto nuestras barbas en remojo sino que nos hemos depilado a lo brasileño. Sin embargo, con los deberes hechos y los recortes más duros que nadie recuerde, la prima de riesgo crece un día sí y otro también -ye una prima muy grande- y está a punto de desbordarse, abocándonos a pedir el puñetero rescate, a ajustar aún más los ajustes y a recortar más aún los recortes. Y no es que lo diga Duke, ya lo ha anunciado Montoro para el año que viene. Y, ¿a dónde va a parar toda esa pasta?
A estas alturas de la película a nadie le es ajeno que la viruta que ahora ya no se gasta -la que se recorta y la que se depreda- va a enjuagar los intereses de la deuda. Y merced a la famosa prima los intereses cada vez son más elevados, convirtiendo nuestra situación en el paradigma de lo de la pescadilla que se muerde la cola, en un círculo vicioso, de tal forma que tarde o temprano nos rescatarán, aunque sea levemente -como ya se dice por ahí- y ya no se podrá emitir más deuda soberana. Se acabó lo que se daba. La soberanía la tendrán otros. Así de fácil y así de crudo.
En otros tiempos históricos las crisis se solucionaban con guerras. Con bombas, tiros y puñaladas. Sobraba gente y la población se autorregulaba con el degüello y el exterminio. Soldados y población civil eran quienes pagaban el precio. Pocos generales y menos gobernantes sucumbían al escabeche. En cambio hoy solucionan estos conflictos subiendo la prima (más tovía), obligando a los ajustes y a los recortes, y los escabechados siguen siendo los mismos. Los ciudadanos de a pie. Parados, pensionistas, funcionarios y demás trabajadores de lo privado. Ningún político, ni banquero, ni famosillo de “Sálvame”, ningún futbolista o piloto de esos que cobran lo que no está escrito. La misma gente: los justos por los pecadores. Pero tengamos confianza: si Obama llamó a Mariano sería para algo. Lo mismo nos manda al Séptimo de Caballería, aunque estemos destinados a morir con las botas puestas. Y la boina calada.
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