Los defectos del Puente de la Maquinilla
Se cerró al paso durante una temporada, no recuerdo si dos o tres meses, mientras se preparaban las obras para su reparación, refuerzo y restauración. Los técnicos municipales temían que por su estado y vetustez podría haber sido susceptible de no soportar el paso continuo de peatones de forma que pudiera provocarse un accidente de consecuencias siempre imprevisibles y, desde luego, desagradables. Y estuvo cerrado en campaña de elecciones municipales. Decisión arriesgada y comprometida para el por entonces equipo de gobierno langreano. Ya habrán adivinado que nos referimos al “Puente de la Maquinilla” que cruza el Nalón a la altura del Polideportivo de La Montera. Pues bien, terminadas las obras de la primera fase -porque, como saben, aún resta finalizarlas en una segunda- el puente se abrió a la circulación peatonal allá a principios de otoño del año pasado, y no habían transcurrido veinte días desde su apertura cuando un caballo destrozó una gran parte los listones que conforman su solera. De ello dimos la oportuna cuenta en nuestra columna de 8 de octubre, “Fragilidad”, y en ella decíamos que “…el caso es que nuestro puente de playmóvil no pasa la primera prueba a que se le somete. Sin embargo creemos que no se trata de soportar el peso de una reata y sus jinetes, sino que el problema podría estar en que el material empleado fuese muy sensible a los golpes e impactos bruscos. Lo que en toda tierra de garbanzos se conoce como fragilidad”, y añadíamos “Pero mucho me temo que no tardando mucho tiempo volveremos a ver el suelo del puente tronchado…”. Y desgraciadamente nuestro temor se vio confirmado por un hecho acaecido la pasada semana. Una señora pisó uno de los listones traveseros del suelo que cedió, o rompió, hundiendo la pierna en el agujero que le provocó lesiones leves, según mis noticias.
Se cerró al paso durante una temporada, no recuerdo si dos o tres meses, mientras se preparaban las obras para su reparación, refuerzo y restauración. Los técnicos municipales temían que por su estado y vetustez podría haber sido susceptible de no soportar el paso continuo de peatones de forma que pudiera provocarse un accidente de consecuencias siempre imprevisibles y, desde luego, desagradables. Y estuvo cerrado en campaña de elecciones municipales. Decisión arriesgada y comprometida para el por entonces equipo de gobierno langreano. Ya habrán adivinado que nos referimos al “Puente de la Maquinilla” que cruza el Nalón a la altura del Polideportivo de La Montera. Pues bien, terminadas las obras de la primera fase -porque, como saben, aún resta finalizarlas en una segunda- el puente se abrió a la circulación peatonal allá a principios de otoño del año pasado, y no habían transcurrido veinte días desde su apertura cuando un caballo destrozó una gran parte los listones que conforman su solera. De ello dimos la oportuna cuenta en nuestra columna de 8 de octubre, “Fragilidad”, y en ella decíamos que “…el caso es que nuestro puente de playmóvil no pasa la primera prueba a que se le somete. Sin embargo creemos que no se trata de soportar el peso de una reata y sus jinetes, sino que el problema podría estar en que el material empleado fuese muy sensible a los golpes e impactos bruscos. Lo que en toda tierra de garbanzos se conoce como fragilidad”, y añadíamos “Pero mucho me temo que no tardando mucho tiempo volveremos a ver el suelo del puente tronchado…”. Y desgraciadamente nuestro temor se vio confirmado por un hecho acaecido la pasada semana. Una señora pisó uno de los listones traveseros del suelo que cedió, o rompió, hundiendo la pierna en el agujero que le provocó lesiones leves, según mis noticias.
Y sigo en mis trece. Dado que el material elegido no es apto para la función que tiene que cumplir, porque no tiene las propiedades adecuadas para ello, ¿por qué no se sustituye inmediatamente?, por madera o por tablones de turrón de Alicante, por lo que sea. Si es necesario que se vuelva a cerrar al tránsito. Lo que no puede ser es que, tras dos episodios, esas tablas de plástico sigan donde están, suscitando en los peatones el miedo a pasar al otro lado. Más si tenemos en cuenta el abundante tráfico que soporta al estar en entorno poblacional, escolar y deportivo. Si los técnicos se equivocaron, o fueron engañados al optar por este material, que rectifiquen. El mal ya está causado y es necesario que no haya un tercer episodio, que nadie vuelva a “meter la pata”, para lo que es necesario que primero la saquen en el consistorio. De paso bien podían reconsiderar los colores que van a utilizar para pintarlo, cuando lo hagan. Que así parecerá un puente de juguete, como lo está siendo hasta ahora. También se necesita saber cuándo se acometerá la segunda fase de las obras para finalizarlo. Y una explicación. Los usuarios la reclaman.
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