Finales de agosto
Muchos pensarán que eso es lo que va a suceder en el Congreso
de los Diputados los próximos dos días de fin de mes y no andarán descaminados.
Por fin hay señalamiento para la sesión y Pleno de Investidura, con “v”, para
ver si Mariano consigue esos seis síes que le harán falta para erigirse en
Presidente y formar Gobierno, porque, aunque aún falten las negociaciones sobre
“lo por haber”, parece que la cosa está hecha y -según palabras de Rafael
Hernando- las partes han entrado en fase de idílico enamoramiento. Ahora queda
lo del corteje y el bodorrio que es a lo que hacemos referencia en el titular
de hoy. En ese acto pasará, sin duda, lo que suele acaecer en estas ocasiones,
que habrá embestidas por parte y parte, de adeptos y también de detractores,
Sánchez, Iglesias y cada portavoz de los del Grupo Mixto. Embestidas en ambas
direcciones, sobre todo desde la izquierda. De manera que tanto Mariano como su
subalterno, Rivera, deberán de ir provistos de argumentos suficientes para
burlar al morlaco y, si es posible, hacer una faena digna de premio y vuelta al
hemiciclo. Aunque tengan que hacerlo en segunda sesión para obtener esos seis
votos que les faltan o, alternativamente, once diputados de cualquier grupo se
pongan artrósicos y no puedan levantar el brazo para depositar el voto en la
urna. Algo que es muy factible en caso de que devuelvan a los corrales al
primero.
Pero en la segunda sesión es algo que damos por hecho, además
estamos convencidos de que está pactado entre bambalinas. Porque, de no ser
así, el gallego no se habría mojado. Ya saben, aquello de “Manolete, si no
sabes torear ¿pa qué te metes?”, algo poco probable que nos llevaría a una tercera
corrida en fecha nada taurina, en que los tendidos se quedarían medio vacíos y,
además, a Pedro no le gustará nada comer el turrón y brindar fuera de casa. En
muchos de los tendidos el pavo y el cava no sentarán nada bien en Navidad.
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