Melodía de nostalgia
Puedo decir que le conocí. No lo suficiente que yo hubiera deseado, pero le consideraba mi amigo. Creo que él a mí también. Y se fue hace un año por estas fechas. Su hijo, joven y vigoroso, le había precedido inesperadamente otro año atrás. Modesto Braña, los dos. El senior recortaba todos mis artículos de LNE, y estoy seguro que lo seguirá haciendo con sus tijeras celestiales. Se que éste lo pondrá en un lugar especial porque, entre otras cosas, es lo que me contó una de sus hijas que necesitaba trasmitir sus sentimientos, compartidos por muchísimas personas de Langreo y otros lugares, personas que tuvieron la suerte de conocerle y acompañarle en momentos únicos.
Puedo decir que le conocí. No lo suficiente que yo hubiera deseado, pero le consideraba mi amigo. Creo que él a mí también. Y se fue hace un año por estas fechas. Su hijo, joven y vigoroso, le había precedido inesperadamente otro año atrás. Modesto Braña, los dos. El senior recortaba todos mis artículos de LNE, y estoy seguro que lo seguirá haciendo con sus tijeras celestiales. Se que éste lo pondrá en un lugar especial porque, entre otras cosas, es lo que me contó una de sus hijas que necesitaba trasmitir sus sentimientos, compartidos por muchísimas personas de Langreo y otros lugares, personas que tuvieron la suerte de conocerle y acompañarle en momentos únicos.
“Siempre fue el pilar de mi vida, me dice Laura, estábamos muy unidos. Anteponía un momento de conversación conmigo a cualquier otra cosa. Nunca, jamás, me faltó su incondicional apoyo y siempre esperé de él el mejor de los consejos. Recuerdo que los momentos juntos los disfrutábamos como si fuese los últimos de nuestras vidas. Sólo con estar a su lado tenía suficiente, y ello me impulsaba a darle besos, abrazos, a coger sus manos...., en definitiva me gustaba sentirle más cerca todavía. Su mirada de felicidad, de ganas de hacer cosas..., de vivir, llenaban toda mi vida. Estar a su lado, me hacia olvidar todo lo malo que podía haber a mi alrededor porque en todo momento me arrancaba una sonrisa. Valoró todo lo que tenía fuese o no material, y lo compartía conmigo y con todas las personas que quería porque lo que más deseaba era que fuéramos felices. Admiraba, valoraba y se interesaba por el desarrollo de mi trabajo y profesión, a la vez que yo le pedía consejos sobre todo porque era mi referente. Pienso que nunca existió un lugar más grande que su corazón. Y ahora que me falta, me pregunto: “Por qué no me enseñaste a vivir sin tí?”
Desde que se fue, noto su presencia en muchas de las cosas que me suceden, se que está conmigo, cuidándome y protegiéndome como siempre lo hizo. Nadie puede cubrir nunca ese hueco tan grande que nos dejó. Éramos muy dependientes, por eso pienso que donde esté me estará echando de menos y cuando me necesita, de cualquier forma viene a mi lado. Una última frase que he visto en tus notas y quiero decirle: “Que el viento te lleve un beso cariñoso y eterno y me deje en tus pensamientos para que la distancia no apague en tí mi existencia”. Te quiero, papá”.
En su aniversario, y el segundo de su hijo, esté es un recuerdo de sus hijos y, por supuesto, de Duke y quien suscribe.
Fotos de Laura Braña
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