Dice la tradición que de la expresión latina “Pater comunitatis” (Padre de la Comunidad), aplicada a San Francisco de Asís, procede el gramático contracto “Paco”, igual que el mi amigu Francisco García Perez que escribe aquí -y muy bien, por cierto-. Con todo el respeto y la obediencia debida que, como católicos que somos, nos merece el nuevo pontífice, a partir de ahora, para Duke, será el Papa Paco. Permítasenos la confianza dado que se dice que el excardenal fue muy próximo a sus ovejas pues, no en vano, se desplazaba en Metro, y por las cañadas, en Buenos Aires, e hizo sentir a los porteños su austeridad, cercanía y humildad.
El cardenal Jorge Mario Bergoglio no figuraba en los pronósticos de las casa de apuestas pese a que había sido la alternativa de Ratzinger en el Cónclave anterior. La misma Nueva España, en su página 64 de sociedad y cultura del pasado martes, hablaba de los “Doce papables” y mencionaba a Dolan, Scola, Scherer…, por hablar de los favoritos, e incluso al argentino Leonardo Sandri. De ahí que siempre se haya dicho que quien entra en la Sixtina como Papa, sale como Cardenal. Pero es que nadie contaba con los buenos oficios que el recién finado Hugo Chavez hizo ante el Altísimo, según palabras de su sucesor, Nicolás Maduro, que todavía está muy verde. De maduro nada. Por aquello de la consustancialidad de la República Bolivariana de Venezuela con su homónima Kitchneriana de Argentina. El pollo éste atribuye a su antecesor (eso queda por ver) el mérito de intervenir ante el Espíritu Santo para la elección de un pontífice argentino. Y es que el comandante no se calla ni de cuerpo presente. Pues ahora, embalsamado como si de Tutankhamon se tratara, vamos a tener que tragar Chavez para toda la eternidad. Acabará expropiando parte del mismo cielo y aburriendo a dios. Como ahora se hizo amigu del Espíritu Santo…
Hablando del pájaro éste, -de Colás no, del espíritu- siempre nos lo representaron como una paloma y resulta que ye una gaviota. Todo el mundo la vio una hora antes de la Fumata blanca dichosa. Estuvo posada en el sombrero de la chimenea un buen rato. Luego echó a volar, al tiempo que llegó otra. Talmente parecía la representación del vuelo de Benedicto y el aterrizaje de Paco. “Extra omnes”. Pues que se quede mucho tiempo, y larga vida a Su Santidad, Francisco I.
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