Enterarse de lo que pasa, dónde y como sea

Fisgar no ye lo mismo que mirar. Ónde vais a parar. Si no mirásemos no veriémos na y estaríamos todos vendiendo cupón y, entós, ¿quién lu iba a comprar, eh? Nadie, claro. Mirar ye normal. Lo que no ye normal ye ser mirón, que a algunos vánseyos los güeyos detrás de algunes que parez que yos están haciendo una radiografía del espacio intercostal, y de otros espacios. El otru día taba yo echando un pitu a la ventana y pasó
una moza muy curiosa meneando el cucu. Cruzose con un tío que, acto seguido, volvió la cabeza dirigiendo la mirada a aquel magnífico trasero. Hasta que lu paró una farola. Pegose un hostiazu como un campanu. Fue tan gordu que la farola sigue apagá hasta que pase otru mirón y reponga la luz con otru hostiazu. Ye lo malo que tien ser mirón, que acabamos con el mobiliario urbano.

Duke y yo somos fisgones profesionales. Si no lo fuéramos ya me contaréis que ye lo que íbamos a escribir en LA NUEVA ESPAÑA. Yo soy más despistáu, pero él velo to, no se-i escapa una. Luego, ya sabéis, cuéntamelo y yo no tengo más que dai a la tecla. Sin ir más allá, Duke ya empieza a manejar esto del feisbú y ahí, en esa rede -como diría mi güela-, entérase uno de to sin necesidá del periódicu, la radio o la tele, ni de asomase a la ventana. Además, con el olfato que tien el mi colega, ya fisgamos hasta de oidu. Y, de pasu, igual dejamos de fumar. ¡Cachis!
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