Hace ya más de un año, cuando los nostálgicos del antiguo régimen se concentraban en la explanada del Valle de los Caídos celebrando el aniversario de la muerte de Franco, un grupo autodenominado “Federación Estatal de Foros por la Memoria” daba lectura a un manifiesto en el que pedían volar la gran cruz de la basílica de Cuelgamuros al tiempo que reivindicaban “verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo”. Quizás impulsado por este acto o de motu propio el gobierno socialista de Zapatero -ya en capilla- encargó a un grupo de expertos un dictamen sobre este y otros asuntos concernientes a la memoria histórica, y tras cinco meses de reuniones (me imagino que también de comilonas) parieron el documento que recomienda la inhumación de los restos del dictador. Pero bueno, esto ya lo sabían ustedes. Esto es solo para sentar las bases de razonamiento porque nosotros nos hacemos un sinfín de preguntas acerca del tema. Duke se pregunta en qué hay que ser experto para analizar esta cuestión, ¿en historia?, ¿en medicina forense?, ¿o tal vez en exhumaciones y otras zarandajas? También se plantea si para emitir ese dictamen eran necesarios cinco meses de reuniones y debates intensivos cuando seguramente quien les comisionó al efecto les hizo el encargo ya orientado: “Miren ustedes, nos van a emitir un informe sobre la conveniencia del traslado de los restos del Generalísimo. Ténganlo listo para finales de noviembre, después de las elecciones”. Es un suponer, claro.
Estos peritos con una experiencia casi centenaria y fuera de toda duda sobre desenterramiento y traslado de restos de dictadores, levantamiento de losas colosales y traslados a lugares elegidos por la familia del futuro exhumado, digo, los expertos estos tienen mucha guasa. Más que los expertos, tiene enjundia la experiencia en sí misma dado que, para llevar a cabo esa recomendación pericial, tienen que contar con el beneplácito de la Curia porque ello supone una intervención civil en lugar sagrado. Con la Iglesia hemos topado. Y el marrón se lo dejan como una garduña con bombón envenenado al gobierno entrante que, por cierto, se lleva mejor que ellos con los curas. Que Mariano es muy católico, oye. A él seguro que no se lo niegan. Seguimos con las preguntas. ¿Qué hará Rajoy Presidente con este informe pericial? Suponemos que, aparte de limpiarse el … con él, lo enviará cuidadosamente a la papelera y nombrará una nueva comisión de expertos con el encargo de “emitir un informe sobre la conveniencia de dejar donde están los restos del Caudillo, y de tenerlo listo dentro de cuatro años o, en su caso, veinte días después de las próximas elecciones generales”. Evidentemente, es otro suponer.
No tendrán los expertos cosas mejor que hacer que andar dando recomendaciones en uno u otro sentido a los gobiernos de uno u otro signo. ¡Qué manías de enterrar y desenterrar! Déjenlo donde está, que ahí está muy guapu. Y enterremos de una puñetera vez los rencores y las rencillas. Eso es lo que hay que enterrar. Que ya está bien.
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