
Lo bueno y lo malo que tiene esto de escribir un artículo en estas páginas y dar nuestra modesta opinión sobre temas diversos, sean o no de actualidad, es que te ponen también en Internet. Para aquellos que están fuera de la región y no tienen acceso al periódico, para quienes no tienen el euro que vale, par quienes prefieren gastárselo en vino peleón o, simplemente, para quienes no les importa un carajo noticias, columnas y ecos de sociedad y lo utilizan para divertirse mientras observan su ciruelo. Es lo que tiene la red de redes. Su difusión generalizada, acceso indiscriminado e inmediatez. Tiene también algo malo -a lo que hacía referencia al principio- y es la posibilidad de interactuar en las redes con total impunidad, de manera que cualquier usuario, desde el intelectual más ponderado hasta el cretino más tarado, pueden dar su opinión de forma anónima o no sin que nadie les pida cuentas por ello. Evidentemente los primeros suelen identificarse con nombre y apellidos, sin embargo su opinión viene a resultar una opinión más, como la de cualquier paisano analfabeto que no tiene más que hacer y decide poner cuatro chorradas con faltas de ortografía para gloria de su ego y después contemplar como crecen sus votos a favor o en contra, mientras practica el onanismo. Fulanos que, además, descontextualizan la noticia o la columna para referirse a lo que en ese momento les apetece, para insultar o dejar sembrada la insidia sobre cualquiera que firme un artículo o resulte mencionado en él.
Antes de este

Es igual que se hayan suplantado los argumentos y el hecho real referido en l

Imágenes obtenidas de Google
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