martes, 31 de agosto de 2010

OPERACIÓN RETORNO


Se acabó lo que se daba. Salvo para algunos privilegiados que aciertan o tienen la suerte de tener sus vacaciones en el próximo septiembre, para el resto se acabó el pastel por este año y toca volver a lo de antes. Al curro, al cole, al fútbol, al circo político y a la madre que lo parió. Siempre me pregunté por qué para hacer lo mismo que hacíamos y ver lo mismo que veíamos hace un mes se necesita una operación. Una primero para salir y otra después para regresar. Debe de ser por eso de cambiar de cara. Claro uno tiene cara relajada o crispada según esté o no de asueto veraniego, aunque los hay que no quitan la cara de cabreo ni en el Caribe ni en Langreo, miren por dónde. Eso es que no han pasado por la famosa operación o quizás sean inoperables.

Pero la mayoría regresan con el semblante cambiado, aunque les dure pocos días. Algunos de ellos parece que regresan del mismísimo paraíso, no hacen más que mostrar a sus deudos documentación gráfica de su periplo por Benidorm, Las Rías Baixas o Luanco. Fotos y más fotos. Videos y más videos. Como si esos lugares hubieran cambiado del año pasado a éste, como si sus caras no fueran las mismas, aunque un año envejecidas. Y al tiempo que hacen ostentación de lo extraordinario de aquellos parajes, cuentan sin reparos los pantagruélicos festines que se han dado, muchas veces a costa de su anfitrión que, en definitiva, les ha dado alojamiento y ha pagado las facturas salvo las de la gasofa. Así es que no es de extrañar que hayan comido los mejillones más grandes, el pulpo más sabroso y los chuletones de más peso, que hayan bebido los mejores caldos de la tierra y que hayan disfrutado del mejor tiempo de la península. Así cualquiera se va de vacaciones, aunque llueva.

Duke y yo hemos regresado de la solitaria Pola del Tordillo, de la tranquilidad, el sosiego y el ascetismo más completo. De allí no traemos fotos ni videos que mostrar y con que aburrir a la tropa, solo hemos venido con nuevas ideas y proposiciones y con el firme propósito de seguir diciendo las cosas como las sentimos, las buenas y las malas, las que acarician y las que duelen. Siempre pensé que el nuevo año se inicia después del verano, tras el descanso, y en esta nueva sesión que está a punto de empezar tenemos muy serias e importantes cuestiones por delante. Nuestras tropas en otros países, las obras públicas suspendidas, recortadas o próximas a suspender o recortar, las personas que determinarán nuestro futuro tras las municipales y autonómicas del próximo mayo, la convocada huelga general ya medio podrida. También se resolverán algunos interrogantes con los que nos han martirizado este verano. ¿Será Cascos candidato?, ¿aguantará “Mou” en el banquillo merengue?, ¿seguiremos en Langreo con proyectos faraónicos mientras las pequeñas cosas pendientes duermen el sueño eterno? Arriba el telón.
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sábado, 28 de agosto de 2010

CONSISTORIALES


Hablar con propiedad y entender con tino son condiciones importantísimas para comunicarnos correctamente. Nuestra lengua es un patrimonio que fue enriqueciéndose a través de los siglos y que no pertenece solo a los españoles, sino a todos los hispanohablantes. Hoy el idioma español es hablado por entre 450 y 500 millones de personas en todo el mudo, y el segundo más estudiado, después del inglés. Pero no en todos los lugares donde se habla español las palabras tienen la misma acepción. Los países iberoamericanos, sobre todo, utilizan términos que extrañan a los españoles y que suelen dar lugar a situaciones cómicas y, en ocasiones, comprometidas para unos u otros. Así el verbo “coger” tan común en nuestro país, tiene una acepción bien distinta a la nuestra en Argentina o Méjico, significa “follar” (con perdón); la palabra “pico” en Chile hace alusión al miembro viril, al que también definen como “moquilleitor”. Como éstos hay muchísimos términos que, formando parte de la misma lengua, significan cosas muy distintas dependiendo del lugar donde se empleen.

Una señora llegaba a Buenos Aires desde Madrid acompañada de su hija, una auténtica belleza, y de su pequeño perro. Requirió los servicios de un taxi para trasladarlos al hotel y cuando el taxista se disponía a acomodar los equipajes en el maletero del coche la señora le dijo “¿Me coge el perro, por favor?”. El hombre, sorprendido y ofendido, tardó en responder: “Mejor le cojo a su hija, señora”. Evidentemente el taxista terminó por no “coger” a ninguno de los dos. Algo similar le ocurrió a un ingeniero langreano que trabajaba en Méjico. Acordaba un viaje de inspección con un compañero mejicano y se planteaban quién llevaría el coche. “Yo te recojo en tu casa”, dijo el de aquí. Ni corto ni perezoso el otro le respondió “serás hijo de la gran chingada, no te basta con cogerme que tienes que recogerme”.

Una recepción en Madrid a la que asisten políticos, diplomáticos, gentes de la Jet, en fin, una reunión de alto copete. En el cóctel, la esposa de un diputado conversa con el Embajador chileno. Hablan de cuestiones sin importancia. Él, todo un caballero, alaba la belleza y el buen gusto de la dama, cuando ella, en justa réplica, le dice lo bien que se conserva su excelencia. Los dos se pavonean y pasan a hablar de la edad. “Pues yo no le echo a usted más de cuarenta…y pico”, dice la señora. El hombre, incómodo, se puso como un tomate y ella, queriendo salir del trance, aclaró: “Pero el pico muy pequeñito”. Y terminó de “cogerla”.

En tiempos de la oprobiosa el que fue Gobernador Civil de Asturias, Camilo Alonso Vega, había prohibido la prostitución. Un campesino de Tineo llegó a Oviedo a hacer una gestión en el Ayuntamiento y, no conociendo la ciudad, preguntó a un guardia: “¿Por favor, me puede indicar dónde están las consistoriales?”. El servicial agente le dijo al tinetense: “Eses, quitoles Camilo”. Por eso decimos que no vale solo con expresarse con corrección y usar las palabras adecuadas, también es necesario comprenderlas en su justa medida y hacer ambas cosas a tenor de las costumbres del lugar.

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jueves, 26 de agosto de 2010

A ESI CONÓZCOLU YO



Tenemos que confesar que somos del BarÇa, y a mucha honra. Después, cuando vayamos destacados, que no nos vengan diciendo que nos arrimamos al sol que más calienta. Duke y yo somos culés desde el albor de los tiempos, desde la época de Kubala y Ramallets, cuando los colegiados usaban relojes de arena y pitaban con cornetín de órdenes. Eso no quiere decir que seamos antimadridistas, ni mucho menos. Nos gusta que gane el Madrid y que sus seguidores presuman de vernos por el retrovisor durante algunas jornadas para que luego vean bien nuestra matrícula y no se olviden de ella hasta el final de la liga. Y somos barcelonistas porque uno no puede mantenerse en la indefinición, tiene que ser de algún lado. O yes de Caborana o de Barredos, de Felechosa o de Coballes. De to los sitios a la vez no pué ser y además ye imposible. Digo esto por esos que dicen que no entienden de política, que pasen de ella, y por aquellos que aseguran que no les gusta el fútbol, que lo mismo yos da la Roja que la Naranja, los colchoneros que los periquitos. La gente tién que definise y no andar con ambigüedades.

Pero no somos de la línea dura, que va. Somos bastante moderados, no sufrimos cuando el equipo pierde, ni nos quita el sueño una lesión de Iniesta. Y esto también lo decimos porque los hay tan cerriles que no duermen y les salen unas úlceras como el Teide cuando el equipo de sus entretelas la caga. Por ejemplo, la mi amiga Fer siempre se acuerda de Duke y de la madre que lu parió cuando-i meten un gol al su Madrid, sobre tó si va perdiendo, como el otru día con el gol del Hércules. Pues yo no se qué culpa tien Duke y su madre de que y metan un gol al Madrid, ni que lu hubiera metío él. Además, ¿cómo ye eso del su Madrid? ¿dónde lu compraste Fer, en el rastro o en la plaza? El Madrid no ye tuyu, fíjate que ni siquiera ye de Florentino. El equipo del Barnabéu debe ser o de CR7, o del feu de los güeyos que se están trincando una pasta gansa por day cuatro pataes al balón, o si me apures del Mourinho esi que presume más que un gochu con tirantes y hazlo to pa la cámara que, como el desodorante, no lu abandona. A esi conózcolu yo, lo único que quier ye figurar.

Nosotros somos del BarÇa, pero el Barcelona no ye nuestru. ¿Qué más quisiéramos? A ver, ¿y por qué los del Madrid quién que pierdan los culés cuando no jueguen con ellos?, ahora resulta que además de del equipo de la capital son también del Mallorca, del Español y del Sporting. ¡Hay que jodese! Lo dicho, hay que ser de algún lao, pero de uno solu, no de diecinueve, como son muchos del Madrid. Después pasa lo que pasa, que apunten a to los laos y fallen el tiru o sáleyos por la culata, como pasó el añu pasáu. La culpa de Pellegrini. Ahora traen al “figura” que, no se yo, si comerá el turrón esti añu.

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martes, 24 de agosto de 2010

GUAJES MALOS


El descanso veraniego, las terrazas, los papás y los abuelos conversando mientras los niños juegan en las plazas y casi siempre hacen alguna trastada. Una madre reprende con dureza a su hijo de tres o cuatro años al que había sorprendido tirando piedras a un coche aparcado en las inmediaciones. El pequeño se excusa cargándole la culpa a un compañero. En una mesa de al lado, una mujer interviene diciendo que son de la piel del diablo y la madre del zagal en cuestión dice “yo no se a quién salió esti guaje. Desde luego no se parez en na al padre”. El niño permanece sentado con cara de bueno y de circunstancia al tiempo que las dos mujeres entran en debate. “Ye muy malu, fía. Igual da decí una cosa que otra, castigalu o pega-y n’el culo, no se-y ocurre na bueno, ta siempre armando alguna”. La otra: “pues anda que esti -señalando a su hijo de veintitantos, allí presente- fue tremendu. Torcíu como pocos. Fíjate que no nos dejaba ni dormir por la noche”. El chaval mira a otro lado y se pone a hablar de fútbol con su padre, mientras las dos mujeres siguen desgranando sus respectivas sagas familiares como queriendo demostrar a su interlocutora que en su casa los hubo peores que en la de ella. En esas están ambas, cuando se acerca la abuela del niño en cuestión e interviene para decir que ella había criado a cuatro de los que dos habían sido muy buenos -el padre del chico era el tercero- y los otros dos muy traviesos. Fifty-Fifty. Pero su nieto era particularmente diabólico. Malu, lo que se diz muy malu.

Oyéndolas hablar recordé mis tiempos de infancia y juventud y las aventuras de algunos colegas que si por algo se distinguían no era precisamente por sus buenas intenciones. Había en Sama unos hermanos de edad aproximada, conocidos como “Los… (su apellido)”, célebres en todo Langreo por sus travesuras. En una ocasión amarraron al gato con una cuerda y, desde su ventana en un tercer piso, lo descolgaron hasta la del segundo donde la vecina había puesto un plato con filetes para la comida. Eran los tiempos en que se utilizaban las fresqueras. Huelga decir que aquel día los del segundo tuvieron que conformarse con unos huevos fritos, mientras que los hermanos y el gato se dieron el festín. Eran episodios que desbordaban la pura travesura para convertirse en actos vandálicos, hechos con verdadera malicia, no solo por provecho propio sino con intención de jorobar a los prójimos.

Vinieron a mi memoria decenas de casos como el que acabo de contarles, pero no quise intermediar entre las damas y me fui, dejándolas enzarzadas en la disputa acerca de quién de ellas poseía en su casa la mayor maldad. De regreso a la mía me acordé de Mariano, un compañero de colegio que acostumbraba a secuestrar a niños de otras aulas y encerrarlos en los armarios durante la hora que duraba la clase. Mariano sí que era malu, y aún conserva algo de aquello. Porque el que tuvo, retuvo.

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miércoles, 18 de agosto de 2010

MUERTA DE RISA



“Sí se observa que en la margen derecha, junto al Polideportivo, hay un enorme recinto vallado que dispone de media docena de bancos donde nadie se sienta, y también de hermosas sombras de las que nadie disfruta. Es el recinto de la Pinacoteca Municipal de Langreo, solitario en plena ciudad, sin visitas, sin actividad. Muerto recién inaugurado. Qué bueno sería dar accesibilidad desde el paseo fluvial a esas instalaciones para que, cuanto menos, el ciudadano disfrute de ellas. Porque si el contenido del Museo Pictórico no interesa, y eso parece, al menos la pradera, las sombras y los bancos podrían ser aprovechados. A lo mejor, tras su uso la gente se animaría a visitar la Pinacoteca de la que volveremos a hablar algún día” (sic -“Un paseo junto al río”, LNE de 6 de julio-).

A raíz del reciente anuncio de la próxima construcción de un pabellón para Langreo en el recinto de FIDMA en Gijón, nos ha venido a la memoria esa ociosa superficie de cerca de una hectárea en pleno Langreo Centro. Son los antiguos terrenos del Matadero Municipal que hace cuatro años han sido cerrados y rehabilitados para su uso público como Centro de Arte Pictórico. Después de ese tiempo es curioso comprobar cómo esa instalación pseudocultural permanece “muerta de risa” -como decimos aquí cuando algo no se usa-, la mayor parte del tiempo con un solo vehículo en su enorme aparcamiento que siempre es el mismo y presentimos pertenezca al responsable del lugar, encargado o portero que, a su vez, estará de la misma guisa, esto es haciendo sudokus como un poseso. Dios nos libre de poner en solfa los contenidos de la Pinacoteca, nosotros no somos ni críticos ni siquiera entendidos en Arte, pero ¿no podrían realizarse actividades que dieran vida al pequeño museo, como puedan ser exposiciones itinerantes, actos educativos escolares que tengan que ver con la pintura y artes plásticas, o cualquier otra que suponga una dinámica permanente y justifique la inversión realizada y su mantenimiento? Estamos convencidos de que sí. Además, los terrenos adyacentes, cercados y perfectamente cuidados, podrían servir como lugar de esparcimiento para los langreanos y visitantes, como un segundo parque y no como helipuerto que es la única utilidad real que le hemos visto en una reciente visita de un mando de la Guardia Civil al futuro cuartel que se construye en sus inmediaciones.

Hace poco decía que las cosas no hay que hacerlas porque sí, solo para que estén bonitas y mirarlas. Tienen que tener una utilidad tangible y no sólo constituir algo más que añadir al acerbo patrimonial de un pueblo para mayor gloria de sus gobernantes. Y mucho nos tememos que el futuro pabellón de Langreo en FIDMA termine por ser lo mismo que la Pinacoteca, algo muy caro e inútil donde invertir dinero con el que no se sabe qué hacer. En tiempos de crisis debería de gastarse con mejor criterio.

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martes, 17 de agosto de 2010

RAÍCES Y RECUERDOS DEL ACTOR


Carlos Alvarez Nóvoa Sanchez (la Felguera, 17 de agosto de 1940). Licenciado en Derecho y Filología Románica por la Universidad de Oviedo, Doctor en Filología Hispánica y Ciencias del Espectáculo por la de Sevilla. Tiene una amplia actividad teatral como autor, profesor, actor y director. Dirigió más de cuarenta montajes teatrales e intervino como actor en teatro, cine y televisión en más de un centenar de producciones. Pero no solo eso, que no es poco, sino que fue profesor de Literatura y Dramatización y también de Dramaturgia e Historia del Teatro, publicó varios libros y multitud de artículos de análisis y teoría teatral. Pero ante todo es un langreano universal al que primero la profesión de su padre (era Juez) y luego la suya le llevó por diversos lugares fuera de Asturias. Ahora reside en Sevilla. Afirma que sus dos grandes amores son Asturias, “mi madre”, y Andalucía, “mi amante”. En su película “Solas” convenció a su Director benito Zambrano y al Productor para que su personaje fuera Asturiano y de La Felguera, y así lo proclamó en el film por el que mereció el Goya al mejor actor revelación. Desde entonces tuvo varias distinciones langreanas, como el nombramiento de Socio de Honor de la Sociedad de Festejos de San Pedro o el haber sido pregonero en el día de Langreo en Sevilla, que propició su regreso al concejo y su libro “Por los caminos de Langreo”.

Hace poco más de un año, con motivo de la entrega de los premios Langreanos en el Mundo, pronunció en la sede del MUSI una conferencia en la que disertó sobre la figura del malogrado poeta Alberto Vega. Justamente de ella se gestó el libro “Alberto Vega entre amigos” recientemente publicado, y quizás también el premio que la citada asociación langreana le otorgó en la actual edición de 2010. Vuelve, por tanto, cada vez más a menudo a Langreo donde ha recuperado sus raíces, sus viejas amistades, donde ha cosechado nuevos amigos y donde también evoca viejos recuerdos: “De la casa de mis abuelos recuerdo el mirador, con un reposabrazos con cojines tras los cristales, desde donde mi abuela veía pasar a la gente y me contaba quiénes eran. Y recuerdo el piano, y el reloj de pared que hoy está en mi casa de Palomares del Río, en Sevilla, que desgranaba tic-tacs y campanadas en el silencio de la siesta. Y la peinadora que venía todas las mañanas, y los despertares silenciosos de mi abuelo, leyendo La Nueva España, en la sala umbría, en zapatillas, pero vestido de traje, chaleco y corbata desde por la mañana, aunque no salía hasta el atardecer, alto y erguido, trajeado, elegante, siempre con su boina… Y regresaba a la hora de la cena, después de las partidas de tute, en el bar la Traba, de las botellinas de sidra o de los tintos, chispeante, convertido en otra persona, ante los reproches dulces de mi abuela”.

Y en La Felguera comenzó su afición al cine: Su abuelo, aparte de negocios mineros, suya era la mina de Regadoiro, era propietario también de una sala, que estaba al lado de su casa, el Cine Astur. Allí tenían un palco para la familia, en el entresuelo, el primero a la derecha, mirando hacia la pantalla. Cuando pasaba temporadas en casa de sus abuelos, como escribió en El camín de Llangréu “vi todas las sesiones infantiles, españoladas de cante y guitarra, con niño prodigio incluido, y las primeras americanadas del oeste; no olvidaré el vocerío de la sala cuando el caballo del mocín alcanzaba al caballo del malo”.

Durante muchos años, los de su bachillerato y su carrera de Derecho, pensó que sólo se podía ser feliz en la vida siendo juez, como su padre. Pero, aunque acabó la carrera de Derecho, un día decidió que nunca querría juzgar a nadie, y después de estudiar Filosofía y Letras, cambió las tablas de la Ley, por la tarima de las aulas y, después, por las tablas del escenario.

Se siente orgulloso de su último premio. “En primer lugar, por compartirlo con personas de la talla de María Neira y Juan Luis Iglesias Prada, premiados en las dos primeras ediciones. Orgulloso de que hayan sido mis paisanos quienes me lo hayan otorgado. Y orgulloso de las razones por las que se me concede, en especial por ese reconocimiento que en el acta del jurado se hace a mi asturianía y a mi amor a Langreo”.

Participa de la reflexión que uno de sus personajes, el de un spot realizado recientemente, hace cuando le preguntan sobre el secreto de la vida; “Mi personaje, que en varios fotogramas lo habíamos visto en un valle, entre montañas, rodeado de frutales floridos, reflexionaba : Difícil pregunta… quizá ser auténtico… Disfrutar de la familia… de las cosas naturales… Pero creo que lo más importante es saborear los pequeños placeres de la vida".

Hace poco más de un mes terminó de rodar con Maribel Verdú “De tu ventana a la mía”, película de la que se hablará esta próxima temporada. Hoy Carlos Alvarez Nóvoa cumple setenta fructíferos años y saborea esos pequeños placeres. Desde Langreo para Palomares del Río, en la tierra del Tenorio, ¡Felicidades, querido Maestro!, vuelve pronto.

sábado, 14 de agosto de 2010

LA LIBERTAD ES UNA DECISIÓN



Texto íntegro del Pregón pronunciado en las Fiestas de San Román en Lada el 31 de Julio de 2010

Reina. Damas de Honor: Esto que pasa aquí y lo que va a pasar en los próximos minutos se hace por Lada y por sus mujeres guapas. Con la venia de vuestras bellezas.

Señora Concejal de Cultura, Autoridades. Señor Presidente de la Comisión, Damas, Caballeros.

Queridos amigos:


Si hace cuatro o cinco años me hubieran dicho que estaría hoy aquí, hablando en mi pueblo, ante mis amigos y vecinos, no me lo habría creído. La verdad es que todavía no entiendo muy bien qué es lo que pinto aquí. Como tampoco tengo claro qué es eso de pronunciar un pregón de Fiestas. Últimamente asistí a alguno para ver de que iba la historia y me encontré con una conferencia técnica sobre urbanismo comercial, otra sobre el tabaco y sus beneficios (los beneficios de dejar de fumar, claro), otra sobre los chigres donde se comía bien…, en fin, que estoy peor que al principio.

Un Pregón debe de se algo así como proclamar a los cuatro vientos lo que uno piensa sobre cualquier tema. De manera que iré a mi aire aunque, anticipadamente, les ruego que no me hagan mucho caso. Esto es pura literatura especulativa y barata.

No debería de empezar este mensaje precursor del Chupinazo de las fiestas sin antes agradecer a Enrique Camporro el haber cometido la locura de invitarme a pronunciarlo. Sí, Enrique. Locura. Lo has hecho hace más de un año y has persistido en ella. Tú, como siempre erre que erre. Neciu como tú solu. De todas formas, para mí, esta es una hermosa locura. Algo entrañable y que agradezco con toda mi alma. Porque uno se siente halagado y orgulloso de dirigirse a los que fueron sus paisanos durante más de dos décadas. Desconozco Enrique lo ha hecho por mi condición de ladense, o por la de ser, en compañía de mi amigo Duke, el tostón habitual de las páginas de La Nueva España. Me gustaría que hubiera sido por lo primero. Porque si uno maneja la pluma como buenamente puede -más bien tirando a mal-, difícil resulta que la lectura o declamación de lo escrito pueda mejorarlo. Mis disculpas por ello. De todas formas he intentado pulir mis maneras literarias en la medida de lo posible para ofrecerles a todos unos minutos amenos y lo más agradables posible. Estoy convencido de que todos ustedes vienen aquí a divertirse y no a escuchar un tostón de pregonero. Con esa esperanza empiezo.

Aún recuerdo, siendo un niño, mis peripecias en este entrañable barrio de Lada, donde me crié, donde aprendí, donde viví y donde siempre añoro volver. Si doy al resorte de mi memoria viene a ella aquella carretera a La Felguera, aún sin asfaltar y sin aceras, aquel puente de hierro con las pasarelas peatonales que lo flanqueaban, y por donde dos coches no podían cruzarse porque no había espacio para ello; aquel río “negro de minerales” como diría nuestro juglar más universal, y también negro de residuos, de natas carboníferas y de olores nauseabundos. Y, ¿cómo no?, aquel campo de fútbol que era nuestro segundo hogar, donde no solamente jugábamos a eso, sino también a juegos ancestrales: a “Roma” que consistía en clavar estacas afiladas en la tierra y derribar la del contrincante; al Pañolín -¿quién no jugó a eso?-; al Pío Campo; a Tijera Navaja Ojo…; o simplemente donde los más jóvenes nos juntábamos para intercambiar cromos de futbolistas o fabricar nuestras chapas, fichas como llamábamos; donde nos conjurábamos para retar a alguna pandilla rival; o donde veíamos caer la nieve y cubrirlo todo para luego hacernos la fotografía de rigor. ¿Alguno de ustedes no tiene una fotografía de aquellas?

Pero el campo de Lada no solo servía para eso, sino que en él las mujeres tendían su ropa o vareaban la lana de sus colchones. Pocos campos habrá en España tan llenos de historia y de anécdotas como aquel campo nuestro, donde hoy se sitúa el Centro de la Tercera Edad, donde se formaron Nieves y Monchu, Lopez y Mortera… Donde vive el espíritu de un pasado reciente.

No puedo evitar decir que esta evocación está unida de forma inseparable a la imagen que guardo de mi madre y de mi hermano Boni que siempre me acompañó en mi infancia. Ambos me escucharán desde allá arriba.

¡Que diferencia con el tiempo en que vivimos! Hoy nuestros hijos o nuestros nietos se bastan con una consola y un móvil. Nada dejan a la imaginación, todo viene hecho, pensado y acompañado del marketing oportuno. Sin embargo nuestra historia era imaginativa, nuestro juego la invención, nuestro sino la aventura. Y así crecimos, sobreviviendo con ingenio y soñando con nuevas aventuras.

Hasta que nos hicimos mayores, entre comillas. Mayores para poder fumar, para ver las películas de dos rombos en la tele, o para ir al baile y salir con chicas, casi siempre a escondidas ¡Cuántos amores inconfesados, pero siempre recordados por ser los primeros!

Y, sin darnos cuenta, llegó un punto de inflexión que todo lo cambió. En 1975 falleció quien se había preocupado de que permaneciéramos en ese estado cataléptico de inocencia y de ignorancia. Fueron suficientes casi cuarenta años para sumirnos en ese tiempo prehistórico que habíamos vivido y al que acabo de referirme. Pero, como antes dije, todo cambió. Llegó una nueva savia de ilusión, de esperanza, de proyectos, de posibilidades que nadie, o muy pocos, conocían. Aparecieron aquellos que desde hacía tiempo habían desaparecido. Felipe, Carrillo, el Honorable Tarradellas, Alberti, Dolores y el Paisano… Europa llegó a nuestro pueblo con sus logros democráticos, con sus novedades, con sus modas… Y con Europa se acercó también la América perdida y lejana donde muchos de nuestros parientes y conocidos habían tenido que irse en los peores tiempos de la oprobiosa dictadura.

Como por arte de magia llegó la libertad. Se abrieron los horizontes y el cielo se despejó. Los españoles tuvimos la suerte de contar con una generación de prohombres, y también de mujeres ¿por qué no decirlo? -aunque no se las viera-, todas ellas personas generosas y desprendidas que hicieron posible el trayecto hacia la dignidad. Comenzamos a saber qué era aquello que oíamos que ocurría tras los Pirineos, aquel misterio que no acabábamos de entender cuando alguien que volvía de allí a pasar unas vacaciones aquí, algún emigrante forzado por las circunstancias, orgulloso, envanecido y, sin duda, animado por nuestra ignorancia, nos hablaba acerca de sus conquistas sociales, económicas y libertarias.

Fueron tiempos de transición, y por ese nombre se los conoce, como se conoce a los tiempos de la Ilustración, los del Siglo de Oro, o los de las propias dictaduras. Hoy, hace mucho tiempo, que las cosas son distintas. Son momentos en que nuestro país, nuestras ciudades y nuestros pueblos están en cabeza de las conquistas que propició aquella época transitoria. Han pasado pocos años, pero nos hemos apresurado en ponernos al día. Ya ganamos Europeos y Mundiales, ganamos en Roland Garros y en Winbledom, y tenemos grandes ciclistas y a David Villa y Fernando Alonso. Petenecemos a la OTAN. Hemos entrado en el Mecado Común, que ahora es la Unión Europea, nos invitan al G-20 y alguna vez al G-8, y somos respetados en todo el mundo pues no en vano somos unas de las diez primeras economías del orbe, o eso dicen. Economías, por cierto, que en estos momentos se ven resentidas por la depredación de personas y organismos sin escrúpulos. Que se han visto atacadas por los violadores del Mundo. La Crisis Global. La mayor depresión económica desde antes de la primera Gran Guerra.

Y por mucho que se diga, por mucho que se escriba, y por mucho que algunos insistan en que la culpa de esto la tiene el Gobierno de este país, eso no es más que la excusa de aquellos que solo pretenden arrimar el ascua a su sardina y sacar provecho del “Río revuelto”. No lo duden. Aunque en ocasiones me lean y entiendan algo parecido, por favor: no me malinterpreten. Hay veces que uno también se confunde con este lío de idas y vueltas de la economía, de la bolsa, del NASDAC, del IBEX 35 y de la madre que lo parió. Y es que…

Miren ustedes. Esto de la política ye el demonio. La gente diz que ye apolítica y que no entiende de ello. Pero al final resulta que la política yélo tó. Está en to los sitios. Ye una palabra que vien del griego “polis” y que se utilizaba para referirse a las ciudades estado de la antigua Grecia. Así denominaban a la ciudad y al territorio que ésta reclamaba para sí. Como ahora les automíes y les ciudades de Ceuta y Melilla, pa que me entiendan. Y con polis ye con lo que se limpia la chapa de los coches. ¿o no?. Algunos de estos que tenemos ya desde haz años, y refiérome a los de un lao y a los de otru, creyeron que con la polis, con la política, podíen limpiase también otres coses, como les perres. A eso llámase ser inteligente… Pero ye mentira, tan equivocaos. Les perres solo les limpien los cacos y los narcos, además de algún constructor que otru. Pero no se crean que voy a disertar sobre la política, no.

El que ye apolíticu, ¿qué pasa?, ¿Qué ye cura?, porque el fíu del Jefe decía que al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Por lo que se ve no había más gente pa repartir y les perres teníen que ser pa los políticos o pa los curas. Como ahora. Porque los banqueros, ¿Qué son? Políticos, claro. No van a ser curas, aunque a los curas gustenyos mucho les perres. Pero uno no se convierte en banqueru de la noche a la mañana después de haber ido al Seminario y haber repartío por ahí unes cuantes hosties.

¿Y cómo se empieza en esto de la política? Pues en la fábrica, si no tienes ná, como todo. Y si tienes algo, o aunque no lo tengas, con que tengas cara ye bastante. Además hay que saber hablar y, sobre tó, metéte con el contrariu, aunque luego vayas a tomar con él unos culetes. Hay que saber decir tonteríes y barbaridaes sin ponete coloráu. Tienes que estar dispuestu a que te pongan a parir y poner cara de risa, o de tontu como diciendo “a mí que me registren”. También a tar con presidentes y ministros; con intelectuales aunque no los entiendas y asistir a recepciones oficiales y cocktails. A venir a actos como esti y escuchar les tonterías del pregoneru. Tienes que acostumbrate a da-i la mano a to quisque y besos a to quisca. En fin, pa ser políticu hay que estar muy preparáu. Mucho.

Además, esto de ser políticu ye muy complicao. Ye como ser aficionáu al fútbol. Cada uno tién una alineación y sabe la de dios. Más que el entrenador, que siempre lu critiquen como lo van a hacer hoy conmigo. Que si vaya mierda de pregoneru, que si ya podíen haber contratao a Maná… Como si cayera del cielo. Y tienes que aguantalo. ¿Qué remediu te queda?

Yo tenía un amigu, del derecho como yo, que taba de juez en Madrid, muy bien colocáu por cierto. Tocáben-i to los asuntos de la prensa rosa: que si Jesulín, la Campanario y Belén Esteban. Que si el torero, la muyer y el fíu que-i salió del armario… La Preysler, los neños y les neñes, por supuesto. En fin, el mi amigu estaba ya un poco hasta los mismos de tener que resolver capulláes de éstes, y como se había hecho famosu por culpa de eso, metiose a políticu porque pensaba que iba a arreglar les coses sin poner sentencies y multes, y sin mandar a la gente pa Alcalá Meco. Que va, peor tovía. Lo único que consiguió fue crítiques furibundes…, tremendes. Así que dejólo y ahora tá en La Haya, porque si no ye él el que va pal furacu.

De to les maneres, créanme, ye to política, y el que no se meta en ella ye tontu. O tonta. Señora Concejala no quiero molestala. Y que no se moleste nadie, porque yo no venía a hablar de política. Pero según veo, aquí tamos todos por lo mismo. Aquí tol mundo ye presidente de algo. Presidente de Festejos, Presidente de corporaciones municipales, Presidente de fundaciones. Presidente de Langreanos p’ol mundo y otres asociaciones, y hasta haylos que lo son de comunidades de vecinos. ¡Hay que jodese! Así que el que no ye Presidente ye porque no quier. Les primeres files tán aquí por culpa de la dichosa política, y les files de atrás vienen pa ver si el añu que vién puén sentáse en les de delante. Pues métanse en política. No tienen otru remediu. Ye así, boba.

La política ta en to los laos, y en to les cases. Hasta en la de los suegros y les suegres. A ver, ¿quién no tién un suegru o una suegra? Los padres políticos, vamos. Esos que tan tol día diciéndote “hay que hacer esto…., hay que decir lo otro”. Política pura, y de esto sabe tol mundo. Sobre tó si ya ye suegru o suegra. Estos sí que saben. Dicen ellos: “¿Vas decímelo a mí, ho? Lo que yo te diga”. Y la verdá ye que yo no sé como saben tanto. Debe de ser de ver el programa esi de la tele…, el que ven les suegres y luego y cuenten al su hombre. No se me ocurre otra explicación. Y ye que no solo los suegros son políticos. Todos los somos. Igual que pa poner una alineación -como antes decía-, tol mundo sabe cómo arreglar les coses. Cómo arreglar la economía y el paro. Cómo arreglar un puente, una caleya, como arreglar el parque… No hay más que ver a los paisanos cuando hay una obra cualquiera por ahí. Saben tos más que el ingeniero. Pa ellos los técnicos están como burros: “esa zapata tenía que ir al otru lao”. Eso ye saber y lo otro ye tontería. A ver: sin estudiar pa de ello, ¿no hizo política el Guanchi, aquí presente? Pues claro que la hizo, pero política de la buena. Política pal pueblu. La política que me gustaría a mí si yo fuera políticu… Voy pensalo.

Y ya que hablamos antes de ellos, si me apuren también los curas hacen política o al menos quién metese en ella, y con ella. Si no mira tú lo del obispo auxiliar de aquí que no quier que nos quememos porque diz que si nos incineramos no vamos a resucitar en cuerpo y alma como el su Jefe. Menuda pijada. Que me cuente a mí qué pasa con los santos y los mártires que murieron en la hoguera. Además fueron los mismos curas los que yos prendieron fueu. La verdá ye que animales húbolos en to los tiempos históricos, desde Nerón hasta Hitler y Franco, pasando por Torquemada y algún purpuráu que otru.

¿Y qué me dicen de los curas pederastas? No digo de esos delincuentes pervertidos con sotana porque van a llamáme anti-álgo y hasta igual me excomulguen. Pero ¿qué pasa con esos tíos?, que los hubo, los hay y los habrá. ¿Que van a hacer lo que yos salga de los santos y marchar de rositas? ¿Van a abusar de los neños y de les neñes y después predicar que no puén cometese actos impuros? No pué ser, que va!. Esti Papa, Benedito…, dije Benedito, no bendito… Esti Papa tenía que cambiar algunes coses: Dejar que los curas se casen, al menos a los que anden un poco salíos. Y sin quién casase con un paisano, pues también. Permitir a les muyeres profesar, porque son les más religioses, salvo alguna excepción. Y sobre to dejar que la sociedá civil se valga por sí misma sin andar diciendo-i lo que ye bueno y lo que ye malo. Esta sociedá tién más años que San Pedro y ya sabe lo que-i sienta bien y aquello a lo que no pué ni acercáse, como ye el casu de de algunos de estos. Que dejen de hacer política que no ye lo d’ellos. Además hay cola pa entrar.

Lo que pasa ye que esto de la política cansa mucho. Uno o una, cuando se mete en esto, piensa que va a ser un políticu pa la eternidá y tá muy equivocáu. Al poco salen-i les canes y les ojeres. Encojen y adelgacen la de dios. Sí ho. Sin embargo a elles no se yos nota porque tiñénse, píntense y ponen tacones de esos de aguja. Eso sí, tan delgaínes de pasarela. Si no, cuando la vean, miren pa la nuestra Alcaldesa, lo guapa, fina y joven que se conserva. No tién ni una arruga ni un pelu blancu. Ni de tonta. Por eso, pa metese en política vale más ser muyer. De ahí que repitan. Lo que yo os diga, que pa eso soy el pregoneru de esta fiesta. Aunque sea por un día, mandaré algo. Vamos, digo yo. Eso sí con el permisu de les autoridáes, que por lo menos hay que ser educáu. Como son to los políticos. Educáu, cordial, dialogante y con talante.

Pero hay que tener en cuenta que, sea paisano o muyer, el políticu tién que ser honráu y, además parecelo, como la muyer del César ya que hablábemos antes d’él. Y no digo de la mi amiga Maria Amor que está ahí sentá con Pablo…, la muyer y el fíu de César. Si né, el que me presentó y tá ahí poniendo la música y cuidando de que todo salga bien. Aquel. Lo que decía, el políticu tién que decir la verdá, aunque-i duela. Y llamar a les coses por su nombre. Que vién una crisis del copón, pués que estamos jodíos y no que vamos desaceleraos; que tenemos que meté-i mano a les pensiones, pues que a los jubilaos tocoyos la china; que va a subir la luz, pues que los de les eléctriques son unos buitres. Y ya está. ¿Veis que fácil ye?

Claro que no vale solo con eso. Hay que ser un poco lógicu, técnicu, y tar un poco pendiente de les coses que se hacen. Y haceles con criterio. No se puén gastar un montón de millones de les pesetes antigües en arreglar un lavaderu de finales del siglo XIX, porque ye históricu, y luego no poner grifos, o que los que hay no echen agua, que al fin y al cabu ye lo mismo. Eso ye lo que pasó en esti pueblu haz muy poco, y les coses siguen como taben entonces: con un lavaderu arregláu pero que va estropiándose con el tiempu porque no tién agua y nadie pué usalu. Les coses no se puen hacer solo pa que ten guapes y mirales, tienen que tener una utilidá, ¿o no? Doña Esther, hay que pone-i grifos al lavaderu de esti barrio. En serio, que ye un lavaderu con mucha historia. Si yo i contase…

¿Y qué nos diz de la llamarga pestilente que tenemos aquí al lao, camín de Sama pol paseo del Nalón? Dentro poco van crecer les sacaveres y convertise en cocodrilos, o aligatores, y van come-i un cadril a un paisanín, o a una muyerina. Bueno, tampoco se preocupe mucho. Usté estará acostumbrá a que-i pidan coses cuando va a to los sitios. Y claro, como trabaya en Sama y la gente vela por allí, pidiéron-i un minigolf y pusóyoslu. Y como vive en La Felguera y allí la gente tovia la ve más, pidió-i otru munigolf y no iba a hacer un agraviu a los sus vecinos. Así que también yos lu va a poner. ¿Y por qué no pa Lada? Por golf que no quede. Ye que aquí somos tos unos golfos…, digo unos golfistas. Como si no fuese bastante con el Mirage esi que tién previstu pa una glorieta cuando acaben eso del soterramientu. No se yo si una retonda, como la llamamos aquí, aguantará esi pesu. No se. Va haber que postiala bien postiá.

Pero, ¿qué ye, que no y sobren unos euros pa poner dos grifos, o pa que el agua llegue a ellos? Claro que ella no pué estar en tó. Pero yo dígoilo al encargáu, que en esti casu ye la alcaldesa. Eso sí también y lo digo con tol cariño y respeto que sabe que-i tengo.

Sólo y pido una cosa más, no deje a nuestros pueblos de la mano de Dios, que últimamente Dios, desde que-i retiraron la confianza, está muy tacañu. Ye mejor que lo arregle ella, que ye la mandakari.

Ustedes se preguntarán por qué esti pregoneru habla así, en asturiano, como si estuviese tomando una botella en el chigre. La respuesta ye muy sencilla: Porque en el mi pueblu hablo como hablen los del mi pueblu, aunque sea en el Pregón de les Fiestes. ¿O ye que nadie me entiende? Los políticos entiéndeme porque tán moviéndose en el asientu y parez que tienen ganes de algo. No creo que sea de mordeme la yugular. Será que “quieren puntualizar ciertos extremos que han quedado poco claros”, como dicen ellos, los políticos. No ye pa reñime, no.Quiérenme mucho. Tanto como yo a ellos.

Pero esto ya se alarga y estoy desolándome, como esti de la canción. Y además, debo de estar aburriéndoles soberanamente, porque veo a mucha gente abrir la boca. Seguro que tienen ya ganes de ir a tomar un culetín. De to les maneres, si no atienden al pregoneru, al menos tienen la músiquina esa que suena de fondo. Si quién puén bailala un poco, así descansen de esti pesáu que yos habla y estiren les piernes. Venga, venga, anímense.

Pues va a ser que no tán cansaos. Así que sigo. Pero no se inquieten que no tardo en terminar.

Aquí presente tengo un amigu de 92 años años que haz siete días dio el pregón en Sama. Eso sí, un Pregón más seriu que esti. Se que tá encantáu de estar aquí conmigo porque quierme como a un fíu. Lo cierto es que yo le tengo un enorme aprecio. Va por ti Ceferino. Esti amigu míu díjome que pa dar un pregón había que ser breve porque si no movíes los corazones en el primer cuartu de hora y captabes la atención de la tropa, después lo que se movíen eren los culos y les silles. No quiero que se muevan los culos, al menos por ahora. Por eso acabo de pedíyos que se levanten y bailen. Lo de les silles ye otru cantar. Lo que pasa ye que a esta milonga que yos estoy contando, anadí el IVA y, claro, paséme dos pueblos…

Y no quiero que se muevan de sus asientos porque tengo aún algo más que decirles: Que amo a Lada. Y mi pueblo: Lada de niñez y mis recuerdos, Lada de mis amigos, Lada de mis padres y de mi familia…. Lada languidece desde hace años. Lada se muere. Mi pueblo estaría ya enterrado si no fuera por gentes como éstas, como Enrique y los suyos, o como los de arriba de La Flor, que dan la vida por que todos ustedes tengan tres días de fiestas. Después de nueve años las personas que han hecho posible este acto al que hoy asisten, al igual que el de hace un año, han conseguido a base de esfuerzos y sacrificios rehabilitar unas celebraciones señeras que fueron referente en otras localidades. No en vano su principal benefactor, Marino Gutierrez Suarez (q.e.p.d), tenía una especial predilección por San Román, y la muestra de ello fue la presencia en actos como este de su esposa Sagrario Fernández Ariznavarreta, nuestra Presidenta Honoraria, presencia que hoy no ha sido posible, pero que siempre recompensó e infundió ánimos a la organización para continuar en la brecha.

Como con Marino, ¿por qué no hacer un recuerdo de todos los que lucharon por este pueblo y dejaron en él sus vidas? ¿Y por los que prematuramente se marcharon sin siquiera darles tiempo a decir adiós?, como Manuel que fue Presidente de esta sociedad. Y tantos otros. ¿Por qué no acordarnos de todos ellos? Al tiempo que Ceferino recuerda a su esposa Josefina y yo me acuerdo de los míos: de mi madre y de mi hermano.

Por todos ellos pido que nos pongamos en pié y les rindamos un minuto de respeto y de silencio.

Pero éste no es un momento de tristeza. Todo lo contrario, es un momento de algarabía, pese a esta intervención, pese a las inundaciones recientes y pese a que hayamos ganado el mundial. Es momento de amistad, de baile y de romería. Es momento de ilusión. Es momento de mirar al futuro con esperanza.

Como les decía cuando inicié mi intervención. Hemos llegado a estas tesituras porque hemos avanzado en libertad de una forma insospechada por aquellos tiempos, no hace tantos años. Y a estas alturas, pese a todo lo que tenemos y se nos viene encima, queda un poso de optimismo y de ganas de luchar por lo que queremos.

Hay quienes prefieren volar, hay quienes prefieren soñar, hay quienes saben que vivir es más que comprar, comer e irse de vacaciones. La libertad es una decisión, es una búsqueda, un viaje, una aventura para encontrar nuestro propio propósito. Volar más alto, alcanzar nuestras metas, nuevos horizontes…, tener nuevos pensamientos, nuevas preguntas…, hacer crecer nuestra espiritualidad son la clave del éxito. Caer y levantarnos es lograr un poco de perfección. La libertad es una decisión, no la desperdiciemos. Nunca dejemos de aprender ni de esforzarnos. La esperanza existe.

No les canso más. Tendría mucho que decirles, habría mucho que escuchar… Pero nuestro tiempo no es eterno. No da para más.

En mi nombre y en el de mi amigo Cesar Alario que es Presentador de este evento y al que imploro perdón por el lío en que le he metido, al tiempo que le agradezco su inestimable ayuda, no solo en lo verbal sino también en lo musical y, como no, por todos los ánimos que me dio a lo largo de estos últimos días… Digo, en nombre de ambos gracias por su presencia, gracias por su atención. Reina, damas, Autoridades, queridos amigos: sobre todo, gracias por su paciencia y hasta siempre.

Diviértanse y, con la licencia de nuestra reina. Por fin, ya era hora. ¡LA FIESTA PUEDE EMPEZAR! ¡VIVA LADA!

viernes, 13 de agosto de 2010

"SASHA"


Por unos instantes y sin darme cuenta volví a mi infancia. Siempre que veo a esa niña me ocurre lo mismo. Es menuda como un soplo, rubia de sol y dulces ojos azul cielo. Tendrá ocho o nueve años y evidencia su procedencia báltica. Es la que manda en su tribu de niños expatriados que, como ella, viven entre nosotros y aún no conocen las consolas ni otros juegos cibernéticos. Criaturas inocentes que están integradas en la naturaleza disfrutando de ella con ingenio y respeto.

Fue hace pocos meses cuando un atardecer surgió de entre sus juegos de ninfa y se acercó a Duke. En cuclillas lo acarició suavemente en la cabeza, callada -sus ojos lo decían todo-. Durante un rato permaneció agachada mimando a mi amigo mientras él, agradecido, se dejó hacer. Después de unos minutos se levantó, me miró de soslayo y se fue como había venido, en silencio volviendo a ratos la mirada hacia la criatura que acababa de conocer. Duke también miraba hacia atrás apreciando el cariño que aquella niña terminaba de trasmitirle.

Días después, acompañada de una niña algo mayor que ella, volví a verla en el recinto cerrado que hay en el paseo junto al río muy cerca de la Pinacoteca. Ayudaba a su amiga a montar uno de los caballos que, en ocasiones, llevan a pastar en la maleza que crece tras el cercado. Con la niña sujetando la cuerda que, a modo de rienda, le amarraba al muro de ladrillo, el animal se dejaba montar, dócil y tranquilo. La niña vió a Duke, dejó a su compañera montada en el caballo y corrió hacia mi musa repitiendo la escena de la primera ocasión. Esta vez me miró con los ojos iluminados y con ellos parecía preguntarme… Se llama Duke, respondí a su muda pregunta, ¿y tú? “Sasha”, dijo lacónicamente. ¿Me das un beso, Sasha? No lo pensó, se colgó a mi cuello y me dio un beso en la mejilla que jamás olvidaré. Luego se agachó y le dio algunos besos más a su nuevo amigo. Se despidió de él y volvió a su juego con el equino.

Ayer mismo cruzando el puente del Instituto, ya junto al parque, la encontré junto a un niño de su edad. Junto a la valla del puente y sentados en el hormigón manipulaban concienzudamente lo que, cuando me acerqué, pude ver era un hilo de seda y un alfiler curvado como un anzuelo. Al lado había una vara pelada e irregular en cuya punta se anudaba el otro extremo del sedal y una bolsa de plástico que contenía media hogaza mojada y una trucha de un palmo. Con esos utensilios habían logrado pescar lo que otros no consiguen perfectamente equipados. Un anciano sonriente los contemplaba. Shasa, eres una artista, le dije. Se incorporó de un salto y, con expresión de júbilo, dijo “Hola Duke”, y después me dio un beso.

miércoles, 11 de agosto de 2010

PRONÓSTICOS


A mí como si nieva. Con tal de que no pase de los veinte o veintidós grados centígrados de temperatura ya puede hacer lo que quiera, aunque no esté en los pronósticos. Lo siento por los hosteleros, los heladeros y por nuestra señora del tanga de rayas pero a Duke y a quien suscribe no les va “la caló”. Nos gusta el buen tiempo, claro que sí. Ese que te invita a salir de casa, a pasear, a sentarte en una terraza y tomar una cerveza o un culete. Pero en nuestra Patria Querida todo lo que pase de esa temperatura, siempre con una humedad superior al muchos por ciento, es un sinvivir, y si además estás sin beber lo tienes jodido. Yo no se qué es lo que se les ha perdido a muchos en Marbella, Salou, Benidorm o Palma de Mallorca en pleno mes de Agosto. Siempre pensé que eso de largarse a estos sitios por estas fechas está pensado para masocas, con perdón para los reumáticos. El calor no ye lo nuestro, ¡qué va!

Ves a la gente siempre preocupada por el tiempo que hará mañana y pasado y el fin de semana. Que si La Nueva España dice esto y el parte de la Primera lo otro y el de la Sexta lo de más allá. Nosotros a las gentes del campo las entendemos porque eso de no poder segar o volver o recoger la hierba y que se les pierda tiene que ser muy cruel, pero a los urbanitas no los comprendemos. Vamos a ver: ¿para qué quiere usted, amigo lector, abandonar las frescas orillas del Nalón o del Caudal e irse a coger una insolación a la Costa del Sol o a la Blanca o a la madre que las parió?, ¿para coger moreno? Menuda tontería, si lo que se lleva ahora es el blanco. La palidez distingue a quien la lleva. En cambio el bronceado es signo de una sociedad decadente y sometida al marketing de las agencias de viajes. No se vayan a creer ustedes que esos lugares son tan paradisíacos como los pintan en las revistas. En esas fotos no aparecen las moscas, los mosquitos y los moscones. En esas revistas no se huele la fetidez de las basuras abandonadas y amontonadas en las calles y mucho menos se aprecia el sopor y la sensación de ahogo y de cordero a la estaca que producen los cuarenta grados ambientales o los veintiocho del agua del mar. Píntenlo muy guapo, pero ye tó mentira.

Lo que si es verdad es la belleza incomparable de Asturias, de su costa, de sus montañas, de sus valles y sus ríos. Ahí al lado, sin soportar atascos ni caravanas, con todo el aparcamiento que quieran, sin agobios, tienen la majestuosidad del Parque de Redes, el Nalón y los embalses de Tanes y Río Seco, las aldeas de Orlé y Soto de Agues, La Foz y Bezanes, la Vega de Brañagañones, las rutas del Alba de los Arrudos y todas las rutas que necesiten. Y para comer, ¿qué voy a contarles? En pocos lugares comerán como aquí. Luego podrán hacer lo que quieran, sin necesidad de tener que echar la siesta hasta que pase el bochorno.

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sábado, 7 de agosto de 2010

ES TARTA DE MANZANA


Siempre que me cuentan de segunda o tercera mano algún sucedido desconfío del relato y me viene a la memoria la célebre historia del “Eclipse”. Se la recuerdo: El coronel trasmite al comandante: “Mañana a las 8:00 se producirá un eclipse de sol, hecho que no ocurre todos los días. Además, las previsiones meteorológicas para mañana anuncian lluvias, con lo que no se verá nada al aire libre. Por lo tanto formaremos en el gimnasio en traje de campaña”. El comandante al capitán: “Mañana a las 8:00 se producirá un eclipse de sol. Según el señor coronel si llueve no se verá nada al aire libre. Entonces, en traje de campaña, el eclipse tendrá lugar en el gimnasio, hecho que no ocurre todos los días”. El capitán al teniente: “Por orden del señor coronel, mañana a las 8:00 tendrá lugar en el gimnasio la inauguración del eclipse de sol en traje de campaña. El señor coronel dará las órdenes oportunas de si debe llover o no, hecho que no ocurre todos los días. Si hace buen tiempo y no llueve, el eclipse tendrá lugar en el patio”. El teniente al sargento: “Por orden del señor coronel mañana a las 8:00 lloverá en el patio del cuartel, hecho que no ocurre todos los días. El señor coronel, en traje de campaña, dará las órdenes en el gimnasio para que el eclipse de sol se celebre en el patio”. El sargento al cabo: “Por orden del señor coronel mañana a las 8:00 tendrá lugar el eclipse del señor coronel en traje de campaña por efecto del sol. Si llueve en el gimnasio, hecho que no ocurre todos los días, se saldrá al patio”. El cabo a la tropa: “Mañana a eso de las 8:00 parece ser que el sol en traje de campaña eclipsará al señor coronel en el gimnasio. ¡¡Lástima que esto no ocurra todos los días, coño!!”.

En este relato han podido comprobar el parecido entre la primera orden y la última. Ninguno. Todos queremos marcar las cosas con nuestro sello personal, poner al pastel nuestra propia guinda, distinta a la que tiene que adornarlo, de forma que, si la receta original es Tarta de Manzana, después de haber pasado por unas cuantas manos se convierte en Mouse de Melocotón. Lo mismo ocurre con la interpretación que cada uno da a las cosas. Y es que muchas veces queremos que las cosas sean como a nosotros nos interesa cuando en realidad las cosas solo pueden ser de una manera: como son.

Molesto con nuestra columna del pasado día 28 “Los chicos del Coro” alguien la ha tildado de “desacertada y ridícula” entendiendo que la crítica giraba entorno al Coro Santiaguín, sin duda espoleado por su apego al mismo. Nada más lejano a eso. Esa persona no ha leído bien nuestro artículo o, cuanto menos, no ha sabido o querido entenderlo. Eso ocurre cuando se está predispuesto (a) a entender lo que nos interesa. Si Duke procura ser riguroso y escribir lo que piensa, espera que nuestros lectores también lo sean y entiendan lo que él pensó y escribió. Aunque alguna vez se equivoque.

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viernes, 6 de agosto de 2010

EN LOS TIEMPOS DE DON CLAUDIO

COLABORACIÓN EN EL PORTFOLIO DE SAN ROMÁN DE LADA 2010

Si por algo añoro aquellos tiempos es porque en ellos nací y en ellos se desarrolló mi infancia y juventud. Otros tiempos, otras maneras de ver y de vivir la vida, otros principios, otra moralidad, otras costumbres, otra fisonomía de los pueblos…, todo tan distinto a lo de los que hoy vivimos y por lo que hoy pasamos. Lada y sus gentes eran de otra forma, como de otra forma eran todos los distritos langreanos y también Oviedo, Gijón, Madrid, y Nueva York.

Una gran parte de la vida social en Lada se desarrollaba entorno a su Iglesia, el Parque y la Fuente del Güevu, pasando por Casa Neyo y Cordeles, Casa Amalio, El Chuchi, El Recreo, la Confitería de Linón, Casa Nedino…, en cuanto a la parte alta se refiere, porque Lada es una sola. De todos ellos solo quedan a pie de cañón Neyo y su hermano Tino, “Cordeles” para todos. Y la actividad en la parte baja, que es la que hoy y aquí nos incumbe, tenía lugar alrededor del campo, aquel práu enorme de donde salieron tantas figuras ilustres del fútbol asturiano y nacional. Y alrededor de aquel práu estaban Casa Carola, El Curtiu, casa Milde, Pelos, Braga y Casa Alegría. De todos ellos solo queda el sitio en algunos casos, y en otros solo queda el recuerdo. Queda la memoria para quienes vivimos o, en algún momento, pasamos por allí. La memoria de aquella fisonomía tan distinta a la actual, pero también permanece el recuerdo de las personas que allí vivieron, que allí construyeron su historia y la de sus hijos, que allí sufrieron y que, en muchos casos, allí dejaron su vida.

Muchos y muy variados personajes célebres tuvieron, y aún tienen, el Nalón de Lada y sus barrios del Pilar, San José y La Carreterilla, de los que hay un sinfín de historias para contar. Yo voy a referirme a una en particular y relataré el sucedido sin desvelar el nombre de sus protagonistas, aunque muchos los conocerán a poco que se lo propongan:

Daba a su fin la década de los sesenta, aquella época de los Beatles, los Brincos, Los Tres Sudamericanos, Los Panchos…, si hablamos de música; los tiempos de Junquera, Nieves, Amancio, Gento…, si de fútbol; y también los tiempos de los estertores del franquismo, pues no en vano Don Claudio (más conocido por el “Claudillo”) estaba próximo a ser octogenario, si nos referimos al devenir político del país. Por entonces la juventud aún no conocía las discotecas y mucho menos los pubs o los discobares que es lo que ahora impera. En aquella época nos divertíamos en grandes salas como El Tropical, el Elefés o la Pista de Barros y con música en directo. Y cuando llegaba el estío lo hacíamos en cada una de la multitud de Fiestas Patronales que abundaban en ésta Cuenca del Nalón y también en la vecina del Caudal. Acudíamos a la fiesta de turno y aprovechábamos todas y cada una de las atracciones que los organizadores nos brindaban. Y a la hora del baile se llevaba “sacar a la moza”, llevar calabazas o aquello de “estoy por ti, pero no me atrevo”. ¿Cuántos matrimonios se fraguaron en estas circunstancias? Pero esto es otra historia y quedará para mejor ocasión. Vayamos al grano.

Para San Juan de Mieres se fueron dos nalonianos de pro, de todos conocidos y por todos apreciados. Pongámosles nombre: Zipi y Zape, por recordar a los traviesos personajes del TBO hijos de Don Pantuflo Zapatilla de Felpudez y Doña Jaimita. Por cierto, ¿se dan cuenta que en aquellos tiempos las mujeres no tenían apellidos? Pero prosigamos. Zipi y Zape se fueron a la fiesta de Mieres con los bolsillos repletos de pesetas frescas y la intención de quemar el dinero y lo que se les pusiera por delante. La línea del Recollo ya les dejó muy cerca de la primera escala, la plaza de Requejo, emporio sidrero por excelencia. A mediodía ya habían despachado media docena de botellas, cuatro pinchos de tortilla y dos docenas de mejillones. Decidieron ir a tomar vermú y recorrieron tres o cuatro establecimientos haciendo los honores a los distintos “solera” que en ellos había, acompañados de la correspondiente ración de calamares fritos, aceitunas o lo que hubiera. De allí a comer, y a mitad de comida, cuando daban buena cuenta de una pierna de cordero y estaba agotando la segunda botella de Rioja, de repente Zape se sintió indispuesto y, sin darle tiempo para ir al servicio, no pudo evitar echar la “pota” en pleno comedor ante todos los parroquianos que lo abarrotaban. Descargó y como si nada hubiera pasado siguieron comiendo y bebiendo como gochos hasta que quedaron fartucos. Pagaron y se fueron dejando allí el recáo.

En las inmediaciones, tomaron café, dos copas y puro cada uno, y después se fueron a ver el Ferial. Entre las abundantes atracciones, una de ellas llamó la atención de Zipi. Se trataba de una caseta parecida a las del Tiro donde el premio consistía en darle con una pelota de trapo a un tío que asomaba la cabeza por un agujero circular practicado en la pared del fondo. El premio era un llavero o una de aquellas pequeñas botellas de licor que por entonces había de muestra y ahora cuestan un riñón cuando te sirves de ellas en las minineveras de los hoteles. Zipi pidió diez pelotas y entregó otros tantos duros al encargado. “Le voy a poner la cara como un pan”, comentó a su compinche por lo bajo. Tiró las diez y nada. Como resulta evidente, si la diana está atenta nadie puede darle de pleno. Compró otras diez pelotas con idéntico resultado y Zape ya le insistía en que debía de dejarlo, pues cada tanda de lanzamientos les suponía un cubalibre menos. Zipi también insistió y cuando llevaba lanzadas sin éxito sesenta pelotas, o lo que es lo mismo sesenta duros, ante los ruegos de su colega optó por abandonar. Cuando se disponían a marcharse, por el rabillo del ojo vio como el paisano aquel, objeto errático de sus pelotas, asomaba el focicu por el furacu riéndose de los “primos” que acababan de dejar allí trescientas pelas y, furioso, descalzó uno de sus zapatos y lo lanzó contra aquel canalla que se estaba cachondeando de su mala fortuna. El lanzamiento alcanzó al distraído blanco en pleno rostro del que, de repente, se borró la irónica expresión. ¡A correr tocan!, y allí se quedó el certero proyectil.

Tuvieron que buscar una tienda de calzado, y ahí Zape ya tuvo que aportar algo de su peculio para pagarlo. Tanta comida y bebida, tanto puro y tanta pelota de trapo, habían dejado temblando los posibles de su colega. No contaban con aquel gasto, pero de todas formas aún quedaba para terminar la fiesta. Salieron del ferial y, bien entrada la tarde, después de unos cubatas, fueron al baile. No podía finalizar la fiesta sin él y, al fin y al cabo, habían ido a ligar. Con lo limitado de su economía no podían pagar entrada, bajo pena de no poder tomar unas cuantas copas, así es que en la entrada se hicieron pasar por policías leoneses de visita en Mieres. El argumento coló y fueron recibidos por el dueño del local que, desde el principio, les trató a cuerpo de rey. Copa va y copa viene. “Aquí os presento a Maripuri y Maritere, amigas de la casa. Pidan lo que quieran…”, lo que se dice un buen anfitrión, por la cuenta que le tenía. En aquellas condiciones de bebida gratis y galanteo con aquellas dos diosas, llegaron las tres de la madrugada y allí, al lado, de repente, se montó un follón de ponerse a temblar. Dos tíos peleando por una chica. Hostia va, hostia viene. Botellas y vasos volando, la gente apartándose. Y Zape que mira para Zipi y, como aún no estaban tan borrachos y a buen entendedor sobran las palabras, se hacen los suecos y se marchan de allí como alma que lleva el diablo, no fuese que les llamaran para hacer el atestado, aunque anduvieran fuera de su jurisdicción.

Y a su jurisdicción ladense tuvieron que volver andando, con la mala suerte de no encontrar en el camino nada abierto para repostar. Zape lo hizo nada más entrar en su casa: comió los garbanzos que su madre había dejado en remojo la noche anterior. Su padre relató al día siguiente que, además mojaba pan.

Todo lo que les he contado es rigurosamente cierto. E histórico. Se preguntarán ustedes por qué se estas cosas, y yo les contestaré que las se porque los protagonistas de esta historia me la han contado con pelos y señales. Antes y después de aquel glorioso San Juan corrieron juntos muchas otras parecidas, pero hoy día están entre nosotros y son honorables ciudadanos y padres de familia que tratan a su cuerpo mucho mejor de lo que lo cuidaban por entonces. Eran otros tiempos. Llegó la democracia y a todos nos tocó sentar la cabeza.

Muchos seguimos aquí, aunque algunos ya peinen canas y otros, como es mi caso, ni siquiera puedan peinarlas, pero haberlas haylas. Y algunos de esos muchos que todavía enarbolan con orgullo la bandera de Lada no se pierden, mientras puedan y la salud se lo permita, la cita que todos los años, salvo el último paréntesis, tienen por estas fechas en El Nalón. Las Fiestas de un soldado romano, que siendo el carcelero de San Lorenzo, fue testigo de los tormentos a los que fue sometido el mártir. Quedó tan edificado por la entereza del santo que se convirtió al cristianismo y fue bautizado por el mismo San Lorenzo en su prisión. Era San Román, nuestro patrono. Zipi y Zape estarán en su celebración. Búsquenles entre la gente.

¡FELICES FIESTAS!

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LAS NORMAS



Aunque les suceda lo que a Duke le sucedió, les recomiendo que den un pregón en su pueblo. Una vez en la vida merece la pena. Un viejo amigo que lo dio hace años ya me dijo, antes de pronunciar el mío el sábado pasado en el Nalón de Lada, que lo disfrutara porque era una experiencia inolvidable. Y no se equivocó. Disfruté, me sentí importante entre los míos, arropado, querido y valorado, cuando, de todo ello, quizás lo único que merezca es el cariño en compensación al que yo tengo a todo el pueblo de Lada. Gracias por tu consejo, Julio César. Mi pregón solo se distinguió entre otros en que fue un mensaje musical. Nada más. Solo me faltó cantarlo. Pero lo de después fue glorioso. Confraternizar con aquellos y aquellas a quienes había aludido irónica, pero también críticamente, en mi discurso, con amigos, viejos conocidos y gentes que tan solo me conocen de referencia o me leen en LNE fue un verdadero placer, algo para el recuerdo.

En una espicha pantagruélica oficiada por la Sociedad de Festejos de San Román tuve la oportunidad de conversar distendidamente con amigos, conocidos y autoridades de distinto pelaje que, por cierto, asumieron deportivamente, y sin reservas rencorosas, mis locas alusiones a la clase política. Los políticos son mucho más de lo que dije en mi mensaje festivo. Me quedaría con esa deportividad si alguien me preguntase por lo más evocador de aquel acto. Pero también me quedaría con la generosidad de Enrique Camporro y sus compañeros de Directiva; con el altruismo de Cilio y su esposa Marilí que vienen expresamente a las Fiestas desde Huelva -y luego güelven-, y hacen de anfitriones en el “Espichón”; con mi querido y admirado Albino Suárez -poeta y memoria de Laviana y del Valle- y su encantadora esposa que vinieron a estar conmigo; con mis incondicionales Joaquín “el General” y Silvino; y con mi fiel amigo Cesar Alario que me acompañó absolutamente en todo, y en todo me ayudó y me aconsejó, sin olvidarme de su esposa Mariam y su hijo Pablo, futuro hacedor de cosas de este tipo.

Llovía y, bien entrada la madrugada, pido un taxi. La operadora me dice que tengo que esperarle a trescientos metros de donde estoy. Son las normas, me dice, y me quedo a cuadros sin saber que responder. Total lo mismo me daba caminar trescientos que mil metros, que son los que me separaban de mi domicilio. Fuera de mí, vuelvo a llamar a los diez minutos y le digo a la intrépida telefonista que me cago en sus normas y en el listo que las hizo, que quiero un coche donde lo pedí, porque allí no estaba cortada la circulación de vehículos, y que si no lo tengo se van a acordar de lo que vale un peine. En ese momento delante de mí veo a un taxi esperando y no lo hacía precisamente por el pregonero. En él me fui a casa saltándome las putas normas, como lo hice en el pregón. Pa habeme matáo.